Luna: Las Reglas Del Juego

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Lina nos lleva hasta el palacio de nuestro abuelo. Yo tomo la delantera y camino con paso firme. Llegamos a su oficina y unos guardias nos abren las puertas. El lugar es engañoso porque es en realidad una biblioteca inmensa, incluso puede ser más grande que la de la señora Tabitha en la ciudad escarlata.

—Llegan tarde —dice la voz de nuestro abuelo en el piso de arriba—. Suban.

Lina sube las escaleras laterales y nosotras la seguimos. El piso de arriba hay grandes estanterías con libros de cuerina dorada, verde, negra y gris oscuro.

—Supongo que vienen hablar —dice sentado en su escritorio—. Por favor tomen asiento.

Señala un cómodo mueble delante de su escritorio.

—Bien, las escucho —Nos mira relajado.

—Queremos que nos explique los eventos canónicos, concretamente nuestros eventos canónicos —digo firme.

—¿Eres consciente que eres la menos indicada en hablar ahora considerando tus acciones? —responde mirándome con una media sonrisa.

—Abuelo, por favor —Interviene Lina—. Lo que le pasó Tristan, lo que hemos pasado todos.

—Ya yo te he explicado cómo funciona el universo Lina, y que a veces tienes que sacrificar para poder preservar el bien común —le responde gentil.

—Lo sé, pero Tristan. Nunca me hablaste de su pasado y de todo lo que le ha ocurrido —exclama Lina molesta—. Era un niño, tu nieto.

—Lo sé, pero fue necesario —dice poniéndose serio.

—¿Una violación fue necesaria? —pregunto rabiosa.

—¿Dime Luna, por qué perdonaste a Tristan? —Me mira fijo—. Tu padre, Laila y cualquier persona que te mostraba la inocencia de Tristan, automáticamente se convertía en tu némesis. Solo le creíste a Tristan cuando te rebeló su violación. Por eso le ocurrió eso, porque tú nunca le perdonarías; pasarían los siglos, incluso milenios. Causarías guerras y separarías tanto la familia solo por tener la razón. Todo eso provocaría muerte y caos innecesarios, así que tomé una decisión difícil, es mi nieto, pero también tenía que pensar en todas las vidas que se perderían porque Luna es tan obstinada que nunca podría ver la inocencia de su hermano.

—Yo lo hubiera...

—No lo harías, de todas las líneas temporales del conflicto, en ninguna perdonabas a Tristan. Provocaste una guerra con las sombras, en la cual perdías rotundamente. Iniciaste campos de en tu reino de tortura a cualquiera que tuviera una sombra de guardián. Dejaste de hablarle a Flora porque consideraba que Tristan era una buena persona. Te peleaste con Lina y llegó a tanto que ella en un arrebato de rabia provocó un tsunami en tu reino que llegó a la tribu de los Sigurd —Él respira profundo—. Sé que violación de Tristan fue espantosa, pero en contraste de lo que pasaría si no le sucedía eso, sería peor.

—¿Y mi violación fue para qué? —pregunto con el labio temblándome.

—Para por fin tener un control en el reino de las sombras —dice un poco más tranquilo—. Seth no entregaría su reino, así que la única forma de que al menos un Godness controlara esas tierras, era por el combate de sangre por el trono.

—Pero para eso simplemente, Tristan se presentaría en favor a la familia y ya. Luna no tenía que ser atacada —interviene Estrella.

—Tristan no es hombre que anhele el poder. Simplemente no tendría la necesidad de hacerlo, con las tierras que le daría Cosmo y el poder, eran incluso demasiado para él —responde sereno—. Necesitaba una motivación para querer ser rey ¿y qué mejor forma que poniendo a toda su familia en su contra?

El Juego De Los Herederos (Saga Dioses Universales VI)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora