7. Código rojo, rojo de sangre, mucha sangre.

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Hola querido lector, lectora.

Este capitulo esta dedicado a SaraBhstmp1D <3 *Le regala la ultima galleta*

Bonito día :D

Mariely :3

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Se concentró para no perder el control y corrió en su dirección dispuesta ayudarlo con la esperanza de que no fuera algo tan grave. Lo giró con cuidado y colocó su cabeza entre sus manos.

Se trataba de un chico joven, Ximena tragó saliva cuando miró su rostro. Era perfecto, era tan hermoso.

―¡Puta mierda, Ximena concéntrate! ―se gritó enojada.

Pasó su mano por el cuello del chico y tocó su pulso, aún latía pero a un ritmo muy bajo. El suyo en cambio, estaba acelerado y dos lágrimas corrieron por sus mejillas. Tenía miedo.

Se quitó su sudadera y la dobló para presionar una herida enorme en la cabeza del chico por donde fluía mucha sangre.

No sabía qué hacer, no encontraba manera de ayudar a la persona que acababa de atropellar por sus pendejadas. Estaba furiosa consigo misma por manejar sin haber dormido y como consecuencia haberlo atropellado.

―Lo siento, perdóname ―le murmuró con un nudo en la garganta y los ojos hinchados―, no quería hacerte daño.

Pensó en llamar una ambulancia pero enseguida se reprodujo en su memoria un recuerdo; se vio a si misma sonriendo al ver como su celular se hundía lentamente en el agua de la piscina de su casa.

Mierda, maldijo en su pensamiento, me deshice de mi celular antes de venir...

Pero se le ocurrió una idea y comenzó a estrujar los bolsillos del herido, encontró una cartera y unas llaves, nada de celular.

―No... ―murmuró y regresó la mirada a la cara del chico― vas a estar bien lo prometo.

Pero ella sabía que no iba a ser así, ¡Por Dios! ¡Acababa de pasar por encima de su auto! ¿Cómo iba a estar bien después de eso?

La angustia le estrujó el pecho y retrocedió soltándolo. No quería que esa persona se muriera, no quería que le pasara nada malo y se sentía tremendamente culpable.

―Bien, iré por... Alcohol y te limpiaré esa herida... ―acotó y caminó dando traspiés a su carro.

Sus manos temblaban mientras buscaba su botiquín de primeros auxilios, los intentos por mantener la calma no habían funcionado.

Regresó con él, se colocó a su lado y limpió la herida de la cabeza, para colocar finalmente unas gasas fijas con micropore.

―No sé qué es peor, dejarte aquí sin recibir ayuda, o moverte y correr el riesgo de hacerte más daño ―susurró e hizo una pausa―. Bueno, te llevaré a algún lado, debe haber un hospital por aquí.

Revisó su cuerpo, buscando alguna señal de fracturas. Inició con el cuello, parecía estar bien y eso la tranquilizó por tratarse de una de las partes más delicadas.

Tocó sus brazos, eran gruesos y fuertes, no había ni un huesito fuera de lugar. Sonrió. Tal vez solo había sido el susto.

Levantó su camisa, el chico tenía moretones y heridas por todos lados. La invadió de nuevo una desagradable sensación en el pecho

Respiró profundamente y se acercó para tocar las costillas una por una. Revisó el lado derecho y al darse cuenta de que estaba todo en orden, sintió un pequeño alivio.

Necesito irmeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora