20.- Cruel sorpresa.

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Hola pequeñas y pequeños♥

¿Cómo va su noche? :3

Aqui voy...

¿motivo de mi corta ausencia?

He pasado por un muy mal momento, tuve una terrible perdida... Una de esas personas, que te hacen pensar que la vida realmente vale la pena, murió... La extraño tanto ... ¿Saben? Es tan difícil fingir estar bien cuando por dentro se está destrozado...

En fín... También regresé a la escuela :c Y ya no puedo publicar tan seguido como antes, ahora será sólo 1 o 2 capítulos por semana, como las escritoras de wattpad normales :). Pero procuraré estar al pendiente.

Cualquier cosa, comenten o mandenme msj privado... Cualquier cosa pequeñas/os

Muchas gracias por leer y seguir aquí n.n

¿Mi comentario sobre este cap? Pobre Cielo...

Y, les mando un abrazo♥

Mariely:)

♥♥♥♥♥♥



20. Cruel sorpresa.

Llegaron a un amplio y elegante hotel que gracias a las influencias de Irene, no les costó absolutamente nada. Disponían de las últimas dos habitaciones de la noche y todavía mejor; ambas se encontraban consecutivas.

Los chicos se instalaron en la habitación sencilla, que se componía por un par de camas individuales, una cómoda, una mesa pequeña, aire acondicionado, televisión con clave y un baño con tina incluida. Todo con una decoración rústica, las paredes de color crema y unas cortinas doradas que cubrían casi toda la pared detrás de las camas.

La habitación de las chicas era casi igual, a excepción de que tenía una cama matrimonial y dos individuales. Además, era más grande y tenía un buró largo frente a la cama grande.

Dejaron sus pertenencias en el lugar correspondiente, se ducharon, cada quién comió de forma independiente y después de unas horas de descanso adicional; el atardecer calló de pronto dando la bienvenida a la noche.

Para una dicha sorpresa de Irene, se reunieron en la sala principal del hotel.

Un chico alto de cabello negro y ojos rasgados, los esperaba con una sonrisa.

―Dulces damas y atentos caballeros, ¿Listos para arriesgar su vida de la manera más patética y divertida? ―los saludó aquél chico que aparentaba 17 años.

―Déjate de mamadas weon ―le respondió Irene con una mueca burlona, elevó una ceja y le lanzó un beso―, vamos.

―Esperen... ―dijo Damián― ¿cómo está eso de que arriesgaremos nuestras vidas? Eso no lo mencionaste, Irene.

―Tranquilo, cariño ―respondió Irene―, no morirás.

Ximena presionó los labios al escuchar la forma en la que Irene se refería a Damián, pero se mantuvo en silencio.

―Por cierto, llámenme José ―agregó el guía―, y síganme en silencio, pequeños. Esto es una gran y estúpida locura.

Él tomó la delantera e Irene esperó para que Cielo y los demás cruzaran primero, sin embargo cuando Damián estaba por seguirlos, lo tomó de la mano.

―Oye weon ―murmuró para que sólo Damián la escuchara―, tú vas conmigo, subiremos la montaña y estos tacones terminarán por joderme. Te necesito, ¿me ayudas?

Necesito irmeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora