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¡Hey!
Debo decir que este capítulo hizo que me disgustara un poco con Ximena...
En fín:3 Igual me encanta♡
Ustedes juzgarán
Les mando un abrazo y que tengan bonito día♥
Mariely♡
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Al cabo de una larga caminata acompañada por un silencio incómodo, los chicos llegaron al corazón de la sierra Tarahumara. Un hermoso pueblo limpio y pintoresco, no tan mágico como Depstor pero realmente bonito. A Ximena en particular le encantó volver a encontrar civilización después de tan extenso viaje por la carretera.
―¡Es tan lindo! ―gritó Cielo por segunda ocasión―, Xime ¡Por aquí está nuestra vieja escuela! ¿Verdad Dami?
Damián asintió con una sonrisa cálida.
―Claro, muy lindo todo―exclamó Ximena.―, ¿Dónde estamos?
―En Creel ―respondió Irene sin prestar demasiada atención―, culiaos, si tienen ochosientos pesos ¿verdad?
Ximena al igual que los demás, afirmó. Ya había consumido gran parte de sus ahorros pero todavía contaba con efectivo suficiente.
―Perfecto ―añadió Irene―, de prisa que nos deja el transporte.
―¿De qué hablas Irene? ―cuestionó Darío, hablando por todos.
―Síganme y ya.
Llegaron a una mediana construcción descolorida dónde varias personas formaban una fila, Cielo, Damián y Hendrick leyeron el nombre de dicho lugar, pero Ximena se distrajo en otra cosa. El ambiente entonces estaba más todavía más fresco y el sol se ocultaba entre las nubes, Ximena tenía puesta un chaleco azul por lo que el clima le resultó muy agradable.
Irene pidió el dinero a los demás y se perdió entre la gente de enfrente.
Mientras tanto, el silencio incómodo prosiguió entre los cuatro. Cielo se abrazó a Damián y evitó mirar a Hendrick, quién miraba a Ximena de vez en cuando. Ella simplemente se perdió en sus pensamientos e ignoró la situación.
En la pacífica tranquilidad de su mente, un chirrido metálico captó su atención. Entonces visualizó en la lejanía un rectángulo rojo acercarse con rapidez. Ximena dio un brinco hacía atrás. Bajó la mirada y vio las vías de tren a dos metros delante de ella, que hasta entonces no había notado. En ese momento comenzó a sospechar la dichosa sorpresa y una serie de imágenes en su cabeza le advirtieron que no le caería tan bien.
Damián la jaló del brazo y ella retrocedió dando traspiés. El tren se colocó frente a ellos con un gran sonido chirriante. Irene apareció, sonriente y cautivante, con un aura que desprendía energía y seguridad.
―¡Vámonos! ―alargó la palabra y guiñó un ojo. Se colocó su maleta en el hombro y los condujo al frente―, el chepe nos espera.
―No... ―se negó Ximena, quedándose atrás. Tragó saliva y sus manos comenzaron a temblar. Los otros chicos lo notaron de inmediato y sus rostros cambiaron drásticamente.
―¿Por qué no, Xime? ―preguntó Damián con un gesto preocupado en la cara.
―El tren viaja a Sinaloa —dedujo Ximena. Se estremeció ante sus propias palabras y sus ojos se humedecieron―, no quiero regresar ahí.
De pronto, se sintió mal y deseó irse tan rápido como sus piernas le permitieran correr. Miró a sus amigos y retrocedió lentamente.
―Tranquila Xime ―dijo Cielo―, nosotros te cuidaremos de cualquier cosa, ¿ahí vives?
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Necesito irme
PertualanganCon la noche como cómplice, Ximena decide dejar su vieja y dolorosa vida atrás para tomar su carro y perderse entre la autopista. Sin voltear, acelera dichosa; abriendo sus brazos ante lo que esta por vivir. ¿Cómo podría haberse imaginado la cantid...