*Nota de la autora*
Hola hermoso lector o lectora, hoy te traigo mi capítulo favorito (hasta ahora) Y para acompañarlo, en multimedia te dejo una genial canción♡ y una foto :D
Disfruta de la lectura y por favor presiona la estrellita n.n *le regala una galleta* & déjame un comentario *le regala dos galletas*
Nos vemos mañana y no seas mal pensado con el final del capi;)
Que tengas un hermoso día :D
Se despide,
Mariely♥
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―La comida estuvo muy rica ―exclamó Ximena―, muchas gracias señora.
―Obvio que sí doña Verito ―confirmó Cielo―. Como siempre usted hace magia en la cocina. ―Se puso de pie y besó la mejilla de la señora mientras la envolvía en un gran abrazo.
―Me alaga que les guste ―respondió la mamá de Damián―. Es tu casa Ximena, para cuando gustes venir.
―Muchas gracias ―dijo ella con una sonrisa sincera, viendo sus profundos ojos grises idénticos a los de su hijo. Alucinador.
Tal parecía que todos en ese lugar tenían ojos de color. Sus ojos marrones evidenciaban que ella no era local.
―Mamá cocinas estupendo ―añadió Damián terminado su porción de enchiladas― gracias.
Todos estaban satisfechos y felices. Panza llena, corazón contento ¿no? Pensó Ximena.
―¿Y para dónde vas ahora Ximena? ―preguntó doña Verónica. Ximena vaciló, ver su dulce mirada la hacía dudar sobre su mentira.
Decir la verdad era aceptar que le mintió a Damián, pero además, ¿a qué verdad se refería? Ni siquiera ella misma sabía a donde se dirigía y si mentía era para no tener que dar explicaciones.
―Seguiré por la carretera federal. ―Eso era verdad.
―Si pero, ¿a tu casa? ―prosiguió― Es peligroso que viajes muy lejos sola.
Ella titubió y notó que los tres la estaban observando.
—Sí, bueno, me encontraré con mis padres ahí ―mintió sin ver a nadie a la cara. Deseando que dejaran de mirarla.
―Oh, eso está muy bien ―aseguró la señora―, chicos ¿quieren más galletas?
―¡Claro! ―gritaron al unísono Damián y Cielo.
Sentirse tan cómoda con esas personas la agobió. Miró su reloj, pasaban de las tres de la tarde.
―Yo creo que tengo que irme ―comentó Ximena, los dos chicos la miraron―, ya me he retrasado bastante ―argumentó y miró a Damián―. Gracias por todo.
―Si Ximena ―dijo la mamá de Damián desde el otro extremo de la cocina―, vuelve cuando quieras.
―Bueno vamos ―acotó Damián y se levantó―, la acompañaré a la gasolinera, mamá ―informó.
―Gracias de nuevo señora, nos vemos.
―Si, con cuidado.
Cielo los siguió a la salida, bajaron los cortos escalones y llegaron a la cochera.
―¿Escuchas eso? ―preguntó Cielo, deteniéndose justo antes de llegar. Ximena se giró para verla.
―¿Qué?

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Necesito irme
PrzygodoweCon la noche como cómplice, Ximena decide dejar su vieja y dolorosa vida atrás para tomar su carro y perderse entre la autopista. Sin voltear, acelera dichosa; abriendo sus brazos ante lo que esta por vivir. ¿Cómo podría haberse imaginado la cantid...