Marinette.
Calma y una profunda tranquilidad lo era todo para mí. Hermosas vistas de atardeceres en cada rincón del mundo habían sido todo lo necesario para regresar mi espíritu a donde pertenecía. Una visita a Moscú y luego a Kenya, Croacia, Marruecos, Colombia, Brasil y luego México, China y Tailandia, así podía continuar con la mayoría de países en los cinco continentes en la Tierra, todos los que habíamos visitado habían sido una experiencia mágica e increíble, había sido una buena terapia conocer todos estos lugares, por fin me había deshecho de la amargura, el temor y el rencor que cargaba lo que por mucho tiempo llamé maldición.
Había descubierto ciertos gustos de los que jamás me habría enterado, todo gracias a cierto rubio que nunca dudó en impulsarme a intentar; me encantaba dar largas caminatas por los bosques o montando a caballo, la alfarería, el violín, y en el caso del baile, el tango y la salsa; los bailes de cada región me habían encantado, pero sin duda esos dos me habían fascinado, uno con movimientos elegantes y el otro con pasos tan rítmicos que se tornaban divertidos junto a mi apuesto prometido, no habíamos dudado nada en tomar las clases, ahora nos divertíamos en solitario cada que así lo queríamos.
El lucir un kimono había sido una de mis metas desde años atrás, lo anhelaba al tratarse de telas con detalles tan hermosos, y no me había equivocado, incluso a Adrien le había encantado verme vestida así, no dejó de lanzarme cumplidos en todo el rato; la pintura y la acuarela se habían vuelto mi actividad de relajación para cada día, a pesar de estar presentes en actividades extracurriculares cuando estudiaba, había disfrutado desarrollarlas aún más en la tranquilidad, ya sea en el balcón de la habitación de hotel en la que nos encontráramos, o en algún lindo parque de la región que visitáramos, todo dependía de las vistas, si había atardeceres de por medio, mucho mejor.
Mi vida no había sido fácil hasta ahora, de eso no había duda, pero no podía estar más agradecida con la nueva etapa, mi yo más joven estaría contenta con saber lo que le esperaría...al menos una vez atravesara la tormenta llena de oscuras nubes, fuertes vientos y peligrosos rayos.
______________________-¿Todo esto por un cuadro?-
-Le prestas más atención a un cuadro que a mí, hermosa, ¿qué tanto pintas ahí?-
-Ya te lo dije, es sor-pre-sa -
La sorpresa fue para mí, que terminé por soltar un pequeño grito una vez me arrojó a la cama, no tardando nada en recorrerse con anhelo hasta posarse sobre mi cuerpo, besando mis labios de forma hambrienta. En ningún momento me opuse, le ofrecí total libertad para deshacerse de mi blusa segundos después, era lo justo, yo por mi parte buscaba lo mismo al ir desabotonando su camisa, deleitándome con la parcial pero excitante vista de su exquisito torso; él sabía lo mucho que me gustaba verlo con camisa, lo hacía a propósito, y siempre le funcionaba.
-Mi amor... mañana volvemos a París, ¿te gustaría añadir un plan más antes de que el avión salga?, podríamos mover la agenda e ir a otro lugar-
-¿Tanto temes volver?-
-Si supieras lo ansioso que estoy por regresar... pero también sería volver a la rutina, ¿no te he mal acostumbrado con tantas vacaciones?-
Devoró mi cuello en cuanto tuvo la oportunidad. Mis manos buscaron sus rubios cabellos una vez se acomodó entre mis piernas, acariciando y besando como tanto me gustaba, cada atención suya era excitante.
-Puede ser... pero creo que me sentará de maravilla volver al trabajo, hay muchos diseños empolvándose en la carpeta-
-El gran regreso de la talentosa Marinette Dupain Cheng, entiendo porque quieres volver-
Me quejé un poco cuando se detuvo, apartándose un poco para lograr retirar mi sostén y besar mis senos con suavidad, centrándose especialmente en aquel tatuaje que sabía, lo volvía loco, tanto que nunca dudaba en embestir aún cuando las telas nos separaban; a pesar de siempre ser así, nunca dejaba de provocarme de la manera en que lo hacía.
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Mon amour compliqué
FanfictionMarinette Dupain Cheng, una diseñadora reconocida, resulta ser con quien Adrien Agreste debe emparejarse para poner la industria de su padre en el pedestal al que pertenece. Pero, ¿por qué su relación no parece tan forzada?, ¿Acaso ya no disfrutan d...