V.Famille particulière

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Marinette.

Los pensamientos no cesaban desde nuestro regreso a París, horribles sueños me atormentaban cada noche, donde los peores de mis temores se hacían realidad y toda mi felicidad decaía, y eso era que Adrien y yo no vivíamos nuestro felices para siempre... pero es que, ¡maldición!, yo no pedía un felices para siempre, sabía que aquello no existía ni con la persona indicada... lo que más quería era tenerlo a él en mi vida, apoyándome, amándome, consolándome ante cada tropiezo, eso era lo que yo consideraba un amor verdadero, y estaba segura que a su lado podía llegar a cumplirse, pero me aterraba que de la noche a la mañana todo se viniera abajo.
Imaginarme despertando y no verlo a mi lado provocaba que se me partiera el corazón, así eran mis sueños, yo despertaba en la cama y él no estaba dormido a mi lado, de inmediato me derrumbaba,no tenía claro el porque pero se sentía como si algo hubiera salido mal y tuviera que cargar con todo por el resto de mis días, después despertaba y el alma volvía a mí en cuanto lo sentía abrazarme para tranquilizarme, "estoy aquí" o "¿estás bien?", eso era lo que me susurraba entre sueños, y yo tan solo podía abrazarme más fuerte a su pecho, logrando recuperar el sueño después de compartir un "te amo".
La pregunta que resonaba en mi mente y no me dejaba en paz era... ¿cuánto tiempo más?

Adrien se había vuelto sumamente protector estos días, Marvin y Eric ahora seguían "ordenes" de su parte, a cada hora me mandaba mensaje para saber cómo estaba, llevaba casi una semana compartiendo su apartamento, me llevaba a la empresa en su auto, no sin ser custodiados por el auto aparte en el que Marv y Eric conducían, había habilitado las cámaras de seguridad para que tanto él como mis guardaespaldas tuvieran fácil acceso a ellas... ¡hasta cambió los cristales de las ventanas para que estuvieran blindados!... pero mentiría si dijera que aquello no me tranquilizaba, incluso insinúo algo de usar chaleco antibalas, y claro que mi mente no tardó en crear escenas donde aquello era necesario, una pesadilla más para mí.

-Adrien, estaba pensando que... no tienes que ir con mis padres si no quieres, yo no te obligaré-

Era ya domingo, nos preparábamos para ir a visitar la panadería, y debía admitir que me sentía un tanto ansiosa, habíamos hablado sobre ir con ellos desde nuestra estadía en Italia, pero no esperaba que su emoción por verlos fuera tan grande, aunque claro, sabiendo que él no tenía problemas con ellos, todo sería paz y tranquilidad.

-No te preocupes por eso bichito, quiero ir en serio, de paso podríamos contarles que al fin estamos juntos... ¿ellos sí saben lo del contrato?-

Asentí lentamente, mirándolo fijamente a los ojos, pronto tomó mis manos entre las suyas para tranquilizarme... y claro que lo logró.

-Muy bien, entonces podré llevar regalos a mis suegros, les pediré permiso para estar al lado de su hermosa hija-

Adrien.

Pude sentir la impresión en su mirada, no cabe duda que mencionar esto la ponía nerviosa, entendía, solo esperaba que no creyera que esto era muy apresurado.

-¿Qué?, eso ya no pasa-

-Bueno, no solo lo hago porque tú lo mereces, si no también por las excelentes personas que son tus padres, merecen respeto a tal punto de que el hombre que pretenda a su hija piense en ellos para pedir su permiso, ¿me entiendes?-

-¿Cómo es que siempre logras maravillarme aún más de lo que ya lo has hecho?, siempre me lo pregunto... pero luego recuerdo que son mis padres y que la tienes muy fácil y todo vuelve a la normalidad-

-¡Ja!, ¿yo tenerla fácil?-

-A comparación a como yo la tengo...-

-Bueno, si lo pones así tienes razón, pero he cambiado, debo dar una buena impresión nuevamente-

Mon amour compliquéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora