Esa mañana me despertó el Sol, que entraba por la ventana anunciando un nuevo día. Yo seguía pensando en que le diría al rey cuando lo volviera a ver. Él seguro esperaba una respuesta y yo no la tenía. Seguía en la cama cuando tocaron la puerta.
-Adelante.
-Buenos días señorita, espero que haya dormido bien. Mi nombre es Kiara y desde ahora seré su sirvienta personal. – Dijo una chica bajita y castaña que acababa de entrar. No era mucho mayor que yo, aparentaba tener unos 20 años; sus ojos grises estaban atentos a cualquier movimiento.
Una criada, lo que me faltaba. ¿Es que acaso no entendían que yo venía de un pueblo pobre? Hace dos días yo era una campesina cualquiera y hacía las mismas labores que ella. Se tomaron muy en serio eso de que yo era la nueva princesa.
-Su majestad el rey Arnold la espera para desayunar en el jardín y me dijo que le trajera esto. –Dijo tendiéndome unas prendas. – Mientras la señorita dormía, le preparé un baño caliente. - ¿Qué? - ¿Quiere que le ayude a bañarse?
- ¡No! -dije apresuradamente levantando la voz. La chica me miró sorprendida y luego bajó la cabeza como si hubiera cometido un error. –Mira, ¿Kiara? No es necesario que me prepares el baño, ni mucho menos que me ayudes a bañarme. Ya te diré si necesito que hagas algo por mí –Ella movió lentamente la cabeza, asintiendo. –Y no me digas usted, que tenemos la misma edad. –Le dije sonriendo.
-Sí, señorita. –Ahora parecía más animada.
-Soy Margoth, un gusto conocerte Kiara. –Parecía muy buena chica. –Voy a tomar ese baño, puedes esperarme aquí. - Dicho esto, me tendió la ropa y yo me fui hasta el baño.
Cuando terminé me vestí con lo que me había dado. Era un vestido digno de una princesa, y además rosa. Tenía vuelos y encajes y me llegaba más abajo de las rodillas. Era hermoso.
Regresé a la habitación y la cama estaba pulcramente arreglada. Cualquiera diría que nadie había dormido allí.
-Ya estoy lista. –Le anuncie a Kiara quien me esperaba pacientemente a un lado de la puerta. Ella me hizo un ademán con la cabeza para que la siguiera y salimos al pasillo donde se encontraban las puertas que daban a las habitaciones de los príncipes. Mis ojos se detuvieron un segundo de más de la puerta de Aaron.
''Mi criada´´ me guío por todo el palacio hasta que salimos al exterior, pasamos una gran fuente de la que caía el agua desde una flor en el centro, doblamos a la derecha por un caminillo bordeado de flores y llegamos a un enorme jardín cubierto por enredaderas y rodeado de árboles. Aquel lugar tenía un aspecto de ensueño con las primeras luces de la mañana. Allí estaba el rey, sentado a la cabeza de una gran mesa de seis sillas, llena de todos los manjares posibles.
-Puedes retirarte. –le dijo a Kiara que obedeció enseguida y me dejó a solas con el rey. –Espero que hayas dormido bien, ¿Es de tu agrado la chica que busqué para ti?
-No necesito ninguna criada, puedo valerme por mi misma. –Dije con toda la amabilidad que fui capaz.
-Ahora que eres una princesa tendrás miles de criados a tu servicio para hacer cumplir todas tus órdenes y traerte lo que sea que tú les pidas. –me devolvió la sonrisa al instante. ¿Por qué asumía que me quedaría a vivir aquí y que sería la princesa? –Siéntate, vamos a comer algo, seguramente debes tener mucha hambre puesto que ayer no cenaste.
El me abrió la silla y yo obedecí. Debía decírselo de una vez.
-No pienso quedarme. –Su cara fue tanto de asombro como de horror. –Agradezco la amabilidad del rey y todas las respuestas, pero no puedo quedarme. En Alyara me espera mi familia, allá tengo una vida y…
-No puedes volver a ese pueblo, y debes olvidarte de la vida que tenías antes. –Me interrumpió y cuando abrí la boca para hablar el continuó diciendo: -Sé que esto es mucho para asimilar y que necesitas más tiempo para pensar, y lo tendrás, pero por ahora debes hacer lo que te digo.
-Ya le he dicho que no puedo quedarme. Si mi madre fue la princesa de este reino, no tiene nada que ver conmigo porque yo no quiero ser la heredera de nada. –Dije cada vez más enfadada. Nadie, ni siquiera su majestad iba a decirme que hacer o donde estar.
-Si tiene que ver contigo, precisamente porque eres la princesa. –Ahora parecía afligido. –No puedes volver, porque alguien te persigue. Cuando ayer te dije que personas podrían intentar hacerte daño, no pensé que el peligro fuera inminente. Alguien ha descubierto que eres la heredera y quieren asesinarte.
-Pero, si quieren asesinar al heredero ¿Por qué no van a por el príncipe Andrés? Yo solo soy la tercera en la línea al trono. –Mis ojos expresaban tanto como podían y el rey dudaba sobre si decirme o no lo que pasaba por su mente. - ¿Por qué van a por mí, si hasta hace dos días nadie sabía que existía? –El rey no parecía dispuesto a responderme y yo estaba cada vez más enfadada. - ¡¿Por qué?!
-No quieren matarte solo porque pertenezcas a la familia real. Quienes te buscan, te quieren por ser hija de tus padres, y por el poder que está en tu sangre.⭐⭐⭐
Holaaaaaaa.
¿Les esté gustando mi historia? A partir de hoy tendrán una actualización diaria. Espero que le den mucho amor a este libro y que disfruten leyéndolo tanto como yo disfruté escribiéndolo. Un beso grandísimo, los quiere,
Arleen.
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Alas de oscuridad
FantasyCuando Margoth se ve rodeada de mentiras que le han perseguido durante toda su vida y decide afrontar su verdadera identidad, los problemas no dejan de aparecer para complicarle aún más el total caos que es su vida. Desde su nacimiento ha sido marca...