Capítulo 16

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Capítulo dedicado a @Liah_Flow para decir: te extraño, te quiero y vuelve pronto!!!💖.

Andrés

Las fiestas de palacio siempre me han parecido de lo más entretenidas. Todo el interior es adornado con flores y vistosos listones de numerosos colores, los mejores platillos son preparados y el entretenimiento, ya sean bailarines, magos o esos mal llamados bufones de la corte, llenan el festejo y lo convierten en algo no tan aburrido.

Pero lo que me parece más divertido son los pueblerinos. Cuando tienen la oportunidad de cruzar las puertas de palacio para algo más que servir, se siente tan contentos que son patéticos. Usan trajes que, lejos de ser elegantes rozan lo bochornoso, intentan comportarse como alguien más, siendo quienes no son, con finos modales fingidos y empleando palabras que, raramente saben su significado. Por eso es que son tan entretenidos de ver, casi más que los bufones.

Hoy es la coronación y, a pesar de todo pronóstico, la fiesta está siendo divertida. A las dos plebeyas que se me han lanzado a los brazos también les parece. Visten vestidos que seguramente son alquilados y sonríen como si se les fuera la vida en ello, se les ve muy decididas, pero no deberían aspirar a algo más que calentar mi lecho esta noche. La que está verdaderamente hermosa es la recién coronada princesa.
Margoth lleva un vestido precioso en tonos burdeos que la hace ser el centro de atención. Es cosa de reyes y reinas usar capas de color rojo sangre combinadas con las prendas de satín. Pero en su vestuario la larga cola recorre casi medio salón y cae en cascadas uniformes sobre su espalda, compitiendo con su cabello por descubrir cuál es más sedoso. Ella es hermosa, vestida como princesa o con las sucias ropas con que llegó a este palacio que ahora la nombra suya; la chica que me da tantos dolores de cabeza y que, por el solo hecho de llevar esa corona la convierte en alguien en quien desconfiar. A Aaron lo tendrá cautivado, pero a mí no me agrada ni un poco.

Margoth y Aaron llevan toda la noche evitándose el uno al otro. Él la observa disimuladamente desde un extremo de la sala mientras finge que habla con un cortesano; ella, con una copa de vino en su mano, rodea toda la estancia evitando sus ojos y cada vez que Aaron da un pequeño paso, ella da otro en dirección contraria. Apostaría mi propia corona a que se debe al encuentro nocturno de ayer; se vieron, se besaron, él la dejó tirada.

Sí, les vi. Poco ortodoxo lo sé, pero que ambos se besaran tampoco dice mucho de su buen juicio.

Por la cara que pone Aaron a la animada conversación que mantiene nuestra hermanita con ese chico rubio, cualquier persona con cerebro, y que no esté completamente alcoholizada, sería capaz de darse cuenta de que al príncipe no le agrada demasiado la situación. Ahora llega la confirmación porque en un descuido la aparta del muchacho y se la lleva al fondo de la sala, al lado de la puerta. ¿Estarán discutiendo? Probablemente, es lo único que se les da bien. Margoth está completamente borracha, se le nota al andar y Aaron, con cara de cansancio la toma de la cintura y la conduce fuera del recinto.

Tengo que ver como acaba esto, aunque la mano de una de mis acompañantes que se abre camino por mi entrepierna me dificulta un poco la mente al tomar una decisión. Al final los risos de esta chica ganan la batalla. No está mal: ojos claros y cabello rubio, además de un escote generoso. La llevaré a mi habitación, seguro que es capaz de entretenerme un poco, ya que mi otra fuente de diversión acaba de abandonarme por un comerciante al que no recuerdo haber visto en toda mi vida.

La chica rubia está un poco pasada de copas y después de dar tumbos por todo el palacio, tengo que dejarla en una de las salas adyacentes a los dormitorios de huéspedes porque se desmaya. Yo también estoy algo mareado, pero esta noche he decidido pasarla con una bella dama, así que me dispongo a volver a por la otra chica y arrancarla de los brazos de quien sea; yo soy el príncipe heredero y todo en este reino me pertenece, incluida la corona de Margoth. Vale, estoy muy borracho, y la puerta de mis aposentos está bastante cerca. Estoy cansado. Kiara debe andar por ahí, la esperaré en mi cuarto mientras tomo una siesta.

Alas de oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora