Tylor Beckham era el chico cuyo padre proveía de todo a nuestro palacio, así que le conocía desde muchísimo tiempo atrás. Por eso mismo sabía que no era de fiar. Más de una vez engañó a su padre diciendo que le habían robado la mercancía, mientras que la vendía para gastarse todo el dinero en apuestas. Había escuchado por ahí que le hacía todo tipo de cosas raras a las chicas.
Por esa y por otras razones que no voy a admitir todas las alarmas de mi cabeza comenzaron a sonar cuando le vi hablando tan animadamente con Margoth. Estaban en el jardín fuera del comedor, él le decía algo y ella lo miraba como si fuera el centro del universo.
En menos tiempo del que me hubiera gustado darme cuenta, ya había abandonado el plato y me dirigía hacia donde estaban. ¿Dónde quedó lo de ignorarla todo lo que fuera posible?
En cuanto el rubio me vio puso cara de hastío, Margoth por su parte intentó esconderse en el fondo de su alma, evitaba mis ojos a toda costa y hasta creo que intentó salir huyendo. ¡Ja! No solo estaba siendo difícil para mí.
-Su alteza, ¿Cómo se encuentra esta mañana? -preguntó Tylor sin mucho ánimo.
-Podría estar mejor. Margoth, creo que deberías ir a probarte el vestido que usarás esta noche. -si se iba ahora, Tylor no tendría ocasión de endulzarle el oído. Con un poco de suerte no se volverían a ver. Pero hoy no era mi día de suerte.
-Entonces nos veremos esta noche, princesa. -Tylor tomó su mano y besó sus nudillos ligeramente mientras que yo tuve que hacerme de toda la fuerza posible para no arrancarle la mano de Margoth de entre las suyas.
Cuando le vi salir en dirección a la entrada de palacio me marché pisando tan fuerte que muchos de los que andaban por allí ultimándolo todo giraron en mi dirección. La noche iba a ser muy larga.
***
Ya eran las siete y el salón del trono estaba repleto de personas. Las mesas, las sillas, las ventanas, los tronos estaban adornados con miles de detalles en dorado y rojo. Habían puesto infinidad de candelabros y faroles, eran tantos que a pesar de que fuera reinara la noche, aquí parecía de día. La coronación de su nueva princesa era esperada ansiosamente por el pueblo y por eso habían dispuesto solo lo mejor para una fiesta como esta. Todos esperaban atentos la llegada de Margoth y cuando entró estaba más hermosa que nunca.
Tenía un maquillaje muy elaborado y el cabello negro cuidadosamente arreglado y vestía un vestido rojo con una cola enorme y con muchísimos detalles. Estaba simplemente preciosa.
La coronación transcurrió como muchas otras: cuando hubo jurado proteger al reino y jamás traicionarlo, le fue colocada la corona de princesa heredera de Etteria. Estuvimos más de una hora saludando a todos los nobles invitados y a algunas familias reales de reinos cercanos; toda una fiesta.
Hubo un banquete y todos se dispersaron: el rey seguía postrado en su trono, Andrés presumía con las doncellas y Margoth conversaba alegremente con Tylor. No es que les estuviera prestando mucha atención, pero sus chistes debían ser muy buenos porque ella no dejaba de carcajearse y era la cuarta vez que le acariciaba el cabello y la quinta que yo me hacía de toda mi paz interior para no largarme de allí en ese momento. Cuando se distrajo, la tomé suavemente de la muñeca y la llevé cerca de una de las ventanas donde no había mucha gente.
- ¿Pero por qué me alejas de la fiesta? ¿no ves que estoy fraternizando con mi pueblo? -arrastró las palabras, ahora entiendo la causa de tanta alegría. Estaba borracha.
- ¿En qué momento bebiste tanto? -no se lo estaba preguntando a nadie en particular. -¿Tylor Beckham te dio de beber? Has pasado toda la noche con él.
-Ohhh. El príncipe Aaron Clark está celoso. -Se rio en mi cara -no te preocupes, tú y yo -me señaló fuertemente en el pecho con su dedo índice -somos hermanos. No puedes celarme, no está bien. -Sus ojos luchaban demasiado para no cerrarse y ya no había rastro alguno de risa.
-Vamos, te llevaré a tu habitación. -la guié todo el camino hacia allí y una vez dentro la acosté en su cama y la cubrí con el edredón. -duérmete, en la mañana te sentirás mejor.
-Ven aquí, vístete así, no hagas esto, no vayas allí. ¡Estoy tan harta de que todo el tiempo me digan lo que debo o no hacer! -vociferó al vacío de la habitación. Me senté a su lado en la cama por un momento.
-Te comprendo, he vivido así por 24 años. -se había incorporado y estaba sentada de frente hacia mí.
-No. No podrías entenderlo. Tú estás acostumbrado a todo... esto -señaló todo a su alrededor con sus manos en gestos exagerados. -¿Qué sentirías si un día llegara alguien llamando a tu puerta, diciendo que tu pasado es completamente diferente de lo que crees y que por eso tu vida cambiará drásticamente? Todo en lo que creía, mis padres, mi familia adoptiva ¿ya no significan nada?
» ¡Yo era feliz! Y luego llegaron a abrumarme con tronos y cosas que no pedí. -se quitó la corona y la sostuvo en sus manos, mirándola con nostalgia. -Todas las mentiras por las que he vivido me consumen a cada segundo y ya no quiero seguir así. Porque podría mentirles a los cinco reinos, pero no puedo mentirme a mí misma. No puedo reprimir quien soy, no por mucho tiempo. -me miró directamente a los ojos -Ni tampoco puedo reprimir lo que siento por ti.
-Pero no es posible, ya lo sabes. -acaricié su mejilla, pero apartó mi mano con brusquedad.
- ¡No! No hagas eso o tendré que... Vete de una vez y déjame sola.
-No puedo dejarte aquí sola en este estado.
- ¡Que no te comportes como un hermano mayor! Porque no lo eres.
-Sí, ahora lo soy.
-No, no lo eres ahora y no lo has sido nunca. - ¿Qué? Nunca había visto estos efectos del alcohol en mi vida.
- ¿De qué estás hablando Margoth? -el ritmo de mi respiración iba en aumento. Cada vez más cerca del colapso. - ¿Qué es lo que estás diciendo niña?
-Pues que el rey Arnold Clark no es mi padre. Mi nombre es Margoth Stander y el color oscuro de mis ojos viene de la profundidad del alma de mi madre. -sonrió ampliamente, pero sin una pisca de diversión en sus ojos. -Sorpresa, sigo sin ser lo que pensabas.
Y se desmayó en mis brazos.
🌟🌟🌟
¿Y bien? ¿Qué les pareció la revelación en la noche de la coronación? Margoth tendrá muchísimas consecuencias por haber faltado a su palabra de guardar el secreto, pero eso lo veremos más adelante. Sigan leyendo Alas de oscuridad mientras descubrimos los secretos del reino de Etteria y los de cada uno de los miembros de la familia real.
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Alas de oscuridad
FantasiCuando Margoth se ve rodeada de mentiras que le han perseguido durante toda su vida y decide afrontar su verdadera identidad, los problemas no dejan de aparecer para complicarle aún más el total caos que es su vida. Desde su nacimiento ha sido marca...