Capítulo 1

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- ¡Venga Margoth, que vamos a llegar tarde! - Gritó Mary desde la sala.

- ¡Pero si yo no quería ir! - Fue mi corta respuesta, también en un grito.

Esta chica tenía que estar mal de la cabeza para querer ir a la escuela, un sábado por la mañana, cuando aún no habían empezado las clases.

-Pero vas a ir - Dijo irrumpiendo de una vez en mi habitación. - porque soy tu hermana mayor y te lo estoy pidiendo amablemente.

-Hermanastra- Le corrige yo. - y te voy a acompañar porque: uno, ya estoy despierta; dos, no tengo nada que hacer; y tres, porque me vas a deber un favor de ahora en adelante, el cual me pienso cobrar. No porque me lo pidas ¨amablemente¨. Y mucho menos porque seas mi hermanastra. Hermanastra.

No la soportaba mucho, pero la verdad fue la única persona que estuvo a mi lado desde siempre, puede ser gritona y estresante, pero es buena chica. Ella es la hija de la familia que me acogió después de la muerte de mi padre, hace 14 años. Su padre y el mío eran buenos amigos, o eso creo.

Crecí con mis padres antes de que mamá muriera cuando tenía dos, y luego a papá lo asesinaron a mis cuatro. Y lo único que me heredaron fue el cabello negro de papá y una pobreza tan grande como los 5 reinos.

Y desde entonces vivo aquí, en el hermoso, solitario y humilde pueblo de Alyara. Es un pequeño pueblito junto a la costa. No está mal para vivir, si quieres ser un pescador o un agricultor toda tu vida. Pero yo claramente no quiero eso. Yo quiero explorar y descubrir que hay más allá de estos muros.

Aunque ya sé que hay más allá. Etteria. Es ahí donde está el palacio del Rey y donde viven todos los cortesanos y los nobles. Yo quiero ir ahí, y más lejos. Pero sobre todo no quiero quedarme para siempre en este pueblo donde lo que me espera es terminar casada con un pescador cualquiera para no morir de hambre.

Mientras tanto, ya íbamos llegando al jardín delantero de nuestra escuela. Bueno, si es que se le puede llamar escuela a dos pequeños salones con paredes de piedra y techo de madera. Ya he dicho que es un pueblo humilde, por eso tiene una escuela aún más humilde. Aquí aprendemos lo necesario: leer y escribir, sumar, multiplicar, dividir y un poco de historia de los grandes reinos.

- ¿Esta es la gran fiesta de la que no paraste de hablar en toda la semana? Venga ya Mary, si hay menos de veinte personas en este lugar. Sabes que si me lo hubieras pedido te habría llevado a una fiesta de verdad, esto no es más que una reunión de algunos chicos.

-Si, tal vez. Pero en ese lugar al que tú me quieres llevar no está Berent. -Discutió ella.

- ¿Él te gusta de verdad?

-Si- Su respuesta corta.

- ¡Pero si es un año menor que tú! -Y está enamorado de mí. Eso último no lo dije.

-Sí, pero él me gusta y el año entrante no estaré en la escuela, solo me queda esta oportunidad. Por favor Margoth, ayúdame.

- ¿Y que se supone que haga yo?

- Él dijo que sería buena idea que tú vinieras. - Dijo más entusiasmada de lo que debería. ¿Esta chica está ciega o qué?

-Vale, acerquémonos.

En cuanto caminamos hacia Berent una sonrisa apareció en su rostro. Al instante me sentí intimidada con su altura. No me subestimen, pero mi metro setenta y tres no tenía nada que hacer ante los casi dos metros que medía el hijo del jefe de la aldea.

Cuando llegó a nosotras me agarró la mano y besó mis nudillos. Mary quedó espantada y me lanzó una mirada de odio antes de salir corriendo.

Yo intenté seguirla, corriendo a la misma velocidad que ella y la hubiera alcanzado, de no ser por esos malditos ojos azules que se cruzaron en mi camino.

Alas de oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora