Capítulo 17

15 5 0
                                    


Margoth

La había cagado pero muy bien. El secreto revelado, la mentira descubierta y la corona ¡¿Dónde está la corona?!

El día anterior fue uno de los peores de mi vida. No dormí y a pesar de que mi mente viajaba a lugares indescifrables hasta para mí por la noche con Aaron, Andrés fue el peor instructor del mundo. Y luego de un día agotador (siendo ignorada por el príncipe) llegó una noche aún peor. Bebí tanto como puede, porque a pesar de mis expectativas el tal Tylor no era lo que yo esperaba, o mejor dicho no era Aaron. Tan indiferente y distante, mirándome desde el otro lado de la sala; pensando quien sabe que sobre mí.

Contarle todo al príncipe fue la cereza del pastel para acabar desmayada después de un día de mierda. Ahora tenía resaca y quisiera tener la habilidad que tienen otros para olvidar lo que ocurre en una noche de copas. Porque yo lo tenía todo clarísimo: lo que hice, lo que dije, todo. Parecía que lo estuviese viviendo de nuevo.

Recordaba la cara del príncipe de miles de tonalidades diferentes, su respiración cada vez más agitada y sus ojos, esos ojos que eran mi perdición, estaban oscurecidos cual tormenta en el medio del mar.

Salir de mi habitación no era una opción, así que me quedé encerrada todo el tiempo que pude. Eso de dar la cara a los problemas no era lo mío y el que recién había provocado era tan enorme que si le dejaba entrar me comería desde el alma hacia afuera.

Le había dicho a Aaron que mi nombre era Margoth Stander. Ese era el apellido de mi padre, que nunca tuve ocasión de usar, pues cuando llegué a Alyara me cambiaron el nombre a Margoth Allen y ahora me había sido impuesto el apellido real: Clark. Yo nunca pertenecí a ningún lugar, por eso en ese momento de cólera, necesité sentir que era alguien y al recordar el nombre de mi padre, Julian Stander, quise ser más que una pueblerina o que la princesa, quise ser más que alguien a quien le decían quién debía ser, más que nunca quise ser la hija de mis padres.

-Mi nombre es Margoth Stander y el color oscuro de mis ojos viene de la profundidad del alma de mi madre. Sorpresa, sigo sin ser lo que ppensabas.

Mi madre, Regina Clark; ahora sabía su apellido. No la recuerdo muy bien, pero mi padre solía contarme historias sobre ella. ''Su cabello era tan negro como una noche sin Luna, justo como el tuyo. Su rostro era hermoso y delicado como las dalias en primavera, era la mujer más bella de todas´´.

Siempre la había imaginado como un hada o un ángel y después de su muerte sentí que me protegería, que siempre estaría cerca. Y por eso la llevaba en el alma, pero no como se suele llevar a un ser querido que fallece; estaba unida a mi madre de forma sobrenatural. Ella vivía dentro de mí. Como ya he dicho antes, el legado de mis padres no se limita al color del cabello o la sangre real.

Papá me contó cosas sobre mamá. ''Era preciosa, pero su alma era terriblemente oscura´´. Estas no son cosas que se le cuentan a una niña de siete años, pero él sabía que llegaría el día en que la oscuridad llamara a mi puerta, por eso me contó.

-Cuando tu mamá cumplió quince años entró a un lugar que no debía ''La cripta de Callahan´´, una tumba prohibida para todo aquel que apreciara su vida en lo más mínimo. Allí encontró un frasco que dejó caer al suelo por error y del cual se liberó un polvo extraño y negro. Pensó que no ocurriría nada malo, pero dos años después, en la noche de su cumpleaños número 17, se desató una oscuridad en su interior que le perseguiría durante toda su vida. Nada fue como antes para ella, se convirtió en alguien diferente, fría, cruel. Un demonio. –suena tétrico y confuso y yo jamás creí esa historia. Hasta una noche, precisamente en la que cumplía 17. Lo que vi ese día, cambió mi forma de ver el mundo.

Era yo, pero al mismo tiempo no. En un espejo roto se podía ver mi reflejo distorsionado, hablándome, aunque no podía entender lo que decía. Las noches que vinieron después de esa no pude dormir, temía que volviera a visitarme esa versión de mí que me aterraba. Quise contarle a Mary o a alguien más, pero ¿Qué les diría? ¿Que todas las noches antes de dormir veía un demonio con mi rostro? Me tomarían por loca. Nunca creí en la magia, pero después de un rose de oscuridad, todo lo nuevo era considerable hasta un punto.

Alas de oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora