Vale. El rey me había mandado a aprender esgrima con el mayor imbécil del reino y lo peor era que no podía negarme porque, en teoría, yo misma lo había pedido. Y tampoco podía negar que me asustaba la idea de un tío enfadado y con una espada en la mano. Igual si lograba aprender...
Llevaba pensando un buen rato en todos los accidentes que podrían ocurrir mientras aprendía y en cómo luciría el príncipe manco, cuando entró Kiara tan agitada que parecía que había corrido un largo tramo.
-Señorita -Respiración agitada - el príncipe - jadeo- la espera en el jardín -pausa para respirar -. Dijo que no llegara tarde.
- ¿Qué hora es?
- Alrededor de las siete.
- Perfecto. - Que controle su mal humor, porque pienso llegar tarde.
Luego del baño más extenso de mi vida y de desayunar lentamente, me incorporé al jardín donde nuestro príncipe favorito, vestido de pies a cabeza con un prolijo traje de lino que se basaba en un pantalón negro con detalles en dorado a los lados de las piernas y una chaqueta del mismo color con el sello del reino en el lado izquierdo del pecho, justo encima del corazón, estaba afilando su espada con total serenidad. Igual no le importaba que me retrasara casi dos horas.Cuando notó mi presencia, su cara pasó de paz a furia y conservando una calma fingida se acercó a mí y me recorrió todo el cuerpo con la mirada.
- ¿Se puede saber el motivo de que llegaras dos horas tarde? Si no es molestia, claro está.
-No, no es de tu incumbencia. -Ya se, me voy a meter en un lio, pero es que es muy divertido picarle.
-Creo que si me incumbe porque he estado esperando por ti desde las seis de la mañana. -Sus ojos cada vez estaban más oscuros, ya no parecían olas sino más bien una tormenta inminente.
-A esa hora estaba durmiendo. -Suficiente, el irritable príncipe Aaron de siempre volvió para hablar con más fuerza.
-Yo también habría querido quedarme durmiendo, pero al parecer mi padre quiere que no seas una inútil y aprendas a defenderte. Andrés se fue, así que me toca a mí solo por hoy y quiero que sepas que estoy lo suficientemente molesto como para no sentir ningún tipo de compasión. -Cada vez elevaba más la voz. Definitivamente me estaba arrepintiendo. ¡Cuando llegué estaba afilando la espada! Kiara se había marchado y si él decidía matarme y decir que fue un accidente, nadie se enteraría jamás.
-Yo no soy ninguna inútil. -¿Por qué nunca se cuándo cerrar la boca?
-Demuéstralo. -Dicho esto me aventó una espada y cayó al suelo a mis pies. -Intenta herirme.
Sujeté la espada con ambas manos, y eso que pesaba más que yo. Cuando pude mantenerla firme me abalancé con todas mis fuerzas hacia él. Pero se apartó tan rápido que no tuve ocasión de pestañear y como el peso de la espada era tan grande, continué avanzando hasta caer de rodillas y el arma a dos metros de mí en el suelo.
- Primera lección: jamás debes soltar la espada, o no tendrás como defenderte. -La sonrisa de suficiencia en su rostro se hizo presente. -Levanta.
Tomé la espada nuevamente y me lancé hacia el príncipe una vez más, quien nuevamente me evitó con facilidad. Como pasó anteriormente avancé dando tumbos hasta que pude mantenerme en equilibrio. Esta vez no caí al suelo, pero no puedo decir lo mismo de la espada.
-Otra vez. -Dijo como si todo le aburriera.
-Creo que lo intentaré más tarde, yo...
-Cállate e inténtalo otra vez. -¿Por qué se tenía que poner tan mandón? -Coloca los pies a la altura de los hombros y sujeta el arma con una sola mano. -Dijo mientras hacia todo lo que me había indicado. Copié toda su postura y le hice gestos para que continuara.
Luego de veinte intentos, pude sostener la espada con la mano derecha sin que me pesara demasiado como para caerse. Me enseñó a atacar y a defender mi frontal y el lado que no llevaba arma. Todo fue más fácil porque en un determinado momento dejamos de insultarnos y nos concentramos más; él en enseñarme y yo en intentar dejar de admirar lo bien que se veía manejando la espada.
- ¿Cuántas veces te lo tengo que explicar? -Debería intentar asesinarle ahora que podía estar en pie y sabía cómo hacer para no dejar caer la espada. -Atacas, te cubres, defiendes y vuelves a atacar.
- No entiendo nada. No sé cómo hacer ese movimiento con la muñeca, ni tampoco que es un estoque. Ni siquiera puedo mantener esto sin que todo el peso me empuje a caer. -Sacudí la espada con tanta efusividad que otra vez fue a parar al suelo.
Inhaló mucho aire por la nariz y pasados unos segundos lo expulsó por la boca... acto seguido dio dos pasos y quedó justo frente a mí. Sujetó mi brazo izquierdo con delicadeza.
-Aquí -dijo señalando algún punto entre el codo y la mitad del antebrazo - hay una arteria que, si sabes encontrar, podría inhabilitar el pulso de tu oponente. -Luego presionó suavemente donde me había indicado y al instante todo el vello de mi cuerpo se erizó. Lo notó, y cuando intenté retirar la mano, me la sujetó con más fuerza. - por este lado -colocó la palma de la otra mano sobre mi abdomen y presionó con un poco de fuerza -si logras dar un golpe directo, podrás causar una lesión contundente que le deje sin aire.
La que no tenía aire en los pulmones era yo. Su mano sobre mi estómago y su agarre aun en mi brazo me enviaban sensaciones eléctricas, esto era muy incómodo, pero estaba demasiado sorprendida como para mover un solo músculo.
En menos de un segundo la mano que estuvo en la parte baja de mi estómago se encontraba sujetando mi cuello. Estoy segura de que mis ojos estaban tan abiertos que casi podían salir de sus órbitas.
-Y con un ataque justo aquí -Su pulgar recorriendo desde el hueso de la clavícula hasta la garganta, lentamente -dejarás inconsciente a cualquier enemigo.
⭐⭐⭐
Holaaa
¿Qué les pareció la nueva actualización? Aaron y Margoth se están acercando peligrosamente. Espero que les gustara mucho. Los leo en los comemtarios.
Los quiero muchísimo y ojalá que me sigan leyendo.
Arleen.
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Alas de oscuridad
FantasyCuando Margoth se ve rodeada de mentiras que le han perseguido durante toda su vida y decide afrontar su verdadera identidad, los problemas no dejan de aparecer para complicarle aún más el total caos que es su vida. Desde su nacimiento ha sido marca...