19. El escape no tan frustrado

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Hola nefilim! Sé que esta vez fue cuando más tardé en publicar pero mejor tarde que nunca, no? Mil disculpas por eso, voy a intentar terminar los capítulos más temprano.

Primero que nada, muchísimas gracias a la gente que estuvo votando y estoy muy feliz de anunciar que llegué a las mil lecturas! También me gustaría que comenten para saber qué parte de la historia les gusta más, qué comentario o chiste, o su opinión sobre los personajes provenientes de la saga y los nuevos. Tal vez les parezca insignificante un voto o un comentario pero para la gente que se esfuerza en escribir una historia, significa todo que haya lectores que se interesen, porque quiere decir que el trabajo del autor es apreciado así que, otra vez, muchas gracias.

Los dejo con el capítulo esperado :)

***

Evan tomó aire y exhaló, sintiéndose apesadumbrado. No le gustaba para nada aquella situación, pero ¿qué más podía hacer? ¿Cómo iba a arriesgar la vida de Vicky de esa manera después de jurarle a su parabatai tantas veces que su hermana estaría en buenas manos, que él, Evan, cuidaría de ella como a su propia hermana (aunque prácticamente lo era)? <<Que me odie si quiere>>, se dijo <<pero no hay forma que salga de aquí. No así>>.

Sin ánimo alguno, empujó la puerta que lo separaba de la cocina y se encontró a los residentes del Instituto observándolo atentamente, incluyendo a su hermana.

—Genial —masculló éste.

—Evan... —fue todo Lau pudo decir.

—Era la única forma de convencerla —contestó con determinación—. No lo entiende. No entiende que no hace pasar sustos.

—Sí, pero...

—La trataste como a una mundi —terció Isabelle.

—Izzy, por favor...

—Es por su bien ¿de acuerdo? —repuso fastidiado—. No pienso discutir esto con ninguno de ustedes.

—Encerrarla en la torre más alta por una eternidad, hasta que el Gran Brujo vuelva por ella y la rescate de todos sus males...

—¡No está encerrada en ningún palacio!

—Por si no lo notaste, esto es una catedral —Jace se dirigía a Evan como si estuviera enseñándole a hablar a un niño pequeño. —Las catedrales también tienen torres, una a la derecha y la otra a la izquierda...

Ev parecía estar a punto de golpearlo.

—No necesito que me digas qué es una catedral ni cuántas torres tiene. Es más, no necesito que me digas nada. Calladito te ves más bonito.

—Yo siempre me veo bonito. —Jace dibujó su arrogante sonrisa. —Hasta que al fin lo admites.

—Muy bien —intervino Alec—. Ya entendimos el punto. La bella durmiente no saldrá del palacio, catedral, Instituto o como quieran llamarlo. Ahora, ¿podemos irnos antes de que los demonios arrasen la ciudad?

***

—No la encadené ni le apunté con un arma para que se quedara. Están exagerando las cosas.

Evan y Laura se quedaron discutiendo en el camino. El clima estaba fresco en la calle y el viento azotaba sus vestimentas de caza. El Sol se ocultaba tras las nubes, que como cortinas lo cubrían.

—Sigo pensando que te pasaste.

—¡No tuve alternativa!

—Se lo podríamos haber dicho de otra forma —insistió Laura.

Los Hijos del CírculoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora