17. Dulces Sueños

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Hola! Soy yo otra vez. Perdón por haber tardado tanto en subir este capítulo, es que cada vez tengo menos tiempo libre y como los capítulos son cada vez más largos y complejos, prefiero tomarme mi tiempo y escribir algo realmente bueno.

Me gustaría que voten si les gusta algún capítulo y escriban sus opiniones, dudas o lo que sea que quieran en los comentarios. Quiero saber que piensan de la historia y los personajes!!! Quienes les caen bien, o mal? Tienen algún favorito? Alguna frase les causó gracia? Respondan en los comentarios :)

En fín, los dejo con este capítulo. Que lo disfruten ;)

***

Ev llegó a la estación unos cuantos disparos más tarde, pero no llegó solo hasta la zona de tiro: iba acompañado de nada más ni nada menos que de Kyle y Bat, uno de cada lado.

—¿Lo conocen? —le preguntó Bat a las chicas.

—Sí, es mi hermano.

—Ya se los había dicho —refunfuñó Ev.

—No puedes traer tantos cazadores de sombras aquí, Geral —le advirtió Bat—. La gente está empezando a ponerse nerviosa.

—Bueno, si no hicieron nada malo no tienen nada que temer, ¿o sí? —repuso Evan.

Vicky agarró a Ev del brazo y tiró de él hacia ella, alejándolo del licántropo que lo observaba con cara de pocos amigos.

—Está bien, no nos quedaremos mucho tiempo —le dijo a Bat.

—Bueno, para ser cazadores de sombras, no son tan malos —elogió Kyle.

Vicky y Lau le sonrieron. Evan no.

—Voy a tomar eso como un cumplido, gracias —dijo Vicky.

Kyle les devolvió la sonrisa a las chicas y se retiró junto a Bat. Ev se volvió hacia Geraldine.

—¡Geral, tanto tiempo! —le dijo dándole un abrazo—. ¿Cómo has estado?

—Bien —contestó devolviéndole el gesto—. Bueno, ya sabes.

Evan le llevaba una cabeza a Geraldine. Tenía que inclinarse para hablarle, mientras que ella tenía que estirar su cuello para verle la cara. Se veían algo cómicos. Vicky y Lau pensaron que Geral necesitaría un banquito cada vez que quisiera hablar con alguien sin que le diera tortícolis.

—Pero no cambiaste en absoluto —reconoció Ev.

—Tú sí: estás mucho más alto de lo que recordaba. ¿Me regalas algunos centímetros?

Ev soltó una carcajada.

—¿Y cómo está tu mamá?

—Bien, la veo algunas veces. Enseña historia en una escuela mundana.

—Qué bien. Y... —Ev dudó si preguntarle o no. No solía ser indiscreto. —¿Se lo tomó bien?

—¿Mi transformación a una monstruosidad? Al principio se asustó un poco, y dejé de verla... pero después se lo tomó mejor y ahora nos hablamos y nos vemos más seguido.

Ev pensó que Geraldine fue afortunada de que su madre supiera cómo era el mundo en realidad; que al menos no tuvo la sorpresa de que los licántropos existían. Leticia sabía muy bien que los hombres lobo tenían su costado humano. La mayoría no tenía esa suerte.

—Eso es bueno —comentó Ev—. Y déjame decirte que no eres ninguna monstruosidad.

Geraldine esbozó una tímida sonrisa.

Los Hijos del CírculoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora