Jeon Jungkook es el típico chico que vestía una chaqueta de cuero negra y cabello negro rizado, Jeon Jungkook es el típico chico que salia de fiesta todos los viernes.
Kim Jennie es la chica con lentes y coletas de colores, Kim Jennie es la chica qu...
Habían pasado el semestre, había aprobado todas las materias y no era novedad, ella siempre se dedicaba a sus notas en vez de estar perdiendo el tiempo en salir a fiestas como Jungkook lo hacía, se dedicaba a tener conocimiento para no ser hueca como Jungkook, se quedaba en casa para no ser lanzada como Jungkook, y no se maquillaba para no parecer payaso como Wehin.
Ella se nutria en conocimiento, estudiando, así era como disfrutaba su vida, viendo películas de amor, leyendo historias y todo tipo de libros para no ser una ignorante.
Así que era medio día y seguía en su cuarto sentada en su escritorio leyendo. Los golpes en la puerta de su habitación se escuchó.
-¿Vamos al centro comercial?-. Su madre se asomó por la puerta.
-Estoy leyendo-. Dijo aún con su vista en el libro. Su madre apretó sus labios y se dio paso.
-¿Por qué no te distraes un poco?-. Acarició su cabello.
-No quiero-. Dijo alejándose del toque. La señora no sabía que hacer, todos los días era así, tan distante desde que su padre las dejó. Se preguntaba qué es lo que le dijo su exmarido cuando regreso de verlo, aquel día le grito diciendo que era su culpa.
-Compraremos una bonita blusa o un pantalón, se que no te gustan las faldas-. Jennie dejó de leer desde que su madre llegó a su dormitorio. Le intereso la oferta.
-Bueno-. Se giro y su madre le sonrío.
-Iré por el auto, baja en cinco-. La castaña asintió.
Después de visitar varias tiendas tanto su madre como ella tenían bolsas de diferentes tiendas en sus manos. Se sentía cansada de caminar, pero tampoco quería ir a casa, su madre le había comprado ropa bonita, y un par de zapatos nuevos, incluso cambió su marco de lentes y corto un poco su cabello.
-Tomemos un café-. Le ofreció y Jennie asintió.
Ambas se sentaron en una mesa en el centro de la cafetería pero a la pared, una mesera llegó y tomó la orden dispuesta a servirles en unos minutos.
-Me gusta como te quedan los lentes-. Jennie asintió no conforme con el halago de su madre, ella quería escucharlo de otra persona.
-Gracias-. Le dijo, su madre le sonrío. Luego de unos minutos trajo la orden. Un café americano helado, una parte de pastel de chocolate, y una taza de té.
-¿Sólo tomaras té?-. Su madre le preguntó y Jennie asintió. La adultaaa torció sus labios, su hija no comía y hace dos años no tomaba café. -¿Qué tal un cheesecake?-. Jennie negó. -¿Un pie de mora?-. Volvió a negar.
-Mamá no quiero nada que engorde, el té es suficiente-. La señora apretó sus labios y asintió. Jennie giró sus ojos y vio a un lado del restaurante, casi al final estaba un conocido, giró sus ojos de nuevo.
Su madre se dedico a tomar el café con su postre sin prestarle atención a su hija.
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