Capitulo XXVII

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Ya habían pasado varios días desde que Lix y yo somos novios. He pasado la mayoría de las tardes en su casa.

Por la personalidad de Félix sé que está relación será muy diferente a las que llegue a tener antes.

Hoy estábamos en el hospital le quitarían el yeso de su pierna y muy pronto comenzarían sus terapias. Esperamos a que fuera su turno habían dos personas mayores delante de nosotros, habíamos venido con la señora Lee ya que tenía que estar con él.

— ¿Nervioso? Tienes la mirada perdida desde hace 20 minutos.- dije captando su atención.

— No, solo espero que mi pierna no tenga problemas a futuro.- dijo y ya habían llamado a la pareja frente a nosotros.

— No te preocupes, eres fuerte y sé que estarás bien.- dije y le di un rápido beso en su mejilla.

— Creo que me sentiré aún mejor si recibo uno aquí.- señaló hacia sus labios.

Negué alejándome de él y lo vi fruncir su ceño.

— ¿Sabes que es lo positivo de esto?- preguntó acercandose.

Hice una seña para que continuara.

— Que podré por fin visitar tú habitación.- dijo y rodé mis ojos, él se soltó una carcajada.

— No te dejare entrar.- dije y su sonrisa se evaporó.

— ¡Oye! Soy tú novio, obvio tengo que entrar.- reclamó.

Pasaron unos minutos cuando el doctor salió y avisó que era su turno de entrar.

— Ya vuelvo.- dijo y entro a la habitación con la señora Lee.

Pasó más de media hora y había decido acercarme a uno de los balcones del hospital habían algunos pacientes con sus enfermeras.

Desde aquí se podía ver parte del jardín frontal, me distraje observándolo por un largo tiempo.

— Toma una.- escuché una suave voz a mi lado, giré a ver y una anciana me ofrecía una galleta, la tomé e hice una reverencia.- Eres muy hermosa, te pareces a mi cuando tenía tú edad.

— Gracias y también gracias por la galleta está muy rica.- dije y ella sonrió causando que una arrugas aparecieran alrededor de sus ojos.

— Me las preparó mi nieta, es muy buena repostera ¿Cierto?- asentí y me dio otra.- ¿Vienes a visitar a alguien?

— Solo acompaño a mi novio.- respondí.

— Lo suponía alguien tan hermosa no podía estar soltera.- dijo y solté una carcajada.- Es bueno que los jóvenes disfruten de su juventud, claro de una buena manera.

— Estoy de acuerdo.- dije aún con la sonrisa en mi rostro.

— Aquí estás.- la voz gruesa de Félix llegó a mis oídos y con eso un agarré en mi cintura.- ¡Oh lamento interrumpir!- se disculpo y la señora le ofreció una galleta.- Muchas gracias soy Félix.

— Te ves bien.- dije observando que ya no tenía el yeso en la pierna.- ¿No te duele?- inquirí y él negó sonriente.

— Estoy perfecto.- aseguró.

— ¿Tú eres el novio de está linda chica?- él asintió con sus ojos brillosos.

— Le dijiste que somos novios.- me susurró al oído.

— Ya suponía yo que debías ser un chico muy guapo pero la palabra se queda corta contigo querido.- sus mejillas se tiñeron de rosa.

— Tenemos que irnos mamá nos espera abajo.- avisó y asentí.- Fue un gusto conocerla señora.

°Una Segunda Oportunidad° Lee FélixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora