Capitulo XLIII

163 7 3
                                    


Un nuevo día, nuevo año, nuevo comienzo de semana, nuevo comienzo de clases.

Al llegar al instituto algo me sorprendió, jamás había visto a tanta gente en un solo lugar.

¿Todos éstos son estudiantes?

Observaba a personas abrazarse como si no hubiera un mañana, habían personas llorando sin ninguna razón y habían personas muy melosas y otras chismosas.

Llegué a nuestra banca de siempre y me senté a esperar a los demás, había llegado un poco temprano ya que mamá me dió un aventón en su nuevo auto.

Pagado por la empresa donde trabaja.

No llevaba tanto tiempo allí, pero le estaba yendo increíble.

Mis ojos fueron cubiertos por dos manos.

— ¿Adivina quién soy?- su voz era muy aguda y me desconcertó un poco.

— ¿Un desconocido?- hizo un sonido de negación.- ¿Un indigente?

— ¡Yaaaa!- giré a ver al pecoso y me reí por su expresión.

— Sabía que eras tú tonto, haces esa voz cuando quieres algo.- él se cruzó de brazos.

Me acerque y lo abracé, poco después sentí sus brazos rodearme.

— Buenos días Jinnie.- dijo y tomó mi rostro para darme un beso.

Observé al rededor.

— Buenos días Lixie.- sonreí.

— ¡HOLA CHICOS LOS EXTRAÑÉ!- reconocí esa voz sin problema.

Bin llegó corriendo hasta nosotros y se tiró sobre nosotros abrazándonos.

— No me está gustando ésto, se está haciendo costumbre.- murmuré.

— Bin nos vimos ayer.- habló el pecoso y éste aún mantenía el abrazo.

— Pero aún así los extrañé mucho.

— ¡Ya basta déjame!- salí de su agarre.- Que molesto.

— ¡Hola a todos!- escuché a Chan y a SeungMin. Otro abrazo se había iniciado.

Me liberé como pude y ellos mantuvieron sonrisas burlonas.

— ¡Hola!

— ¡No ya no más!- grité sin dejarlo terminar. Cuando giré observé al menor se había quedado impactado viendo a todos.- Lo si-siento I.N.

— ¡Hola bombón! ¿Por qué tanta tensión?- saludo Han.

— Por culpa de los abrazos.- hablé en voz baja. Me senté de nuevo en la banca y a mi lado se sentó Félix y al otro MinHo que no se cuando llegó, en sus piernas se sentó Han.

Los demás se sentaron en la banca de al lado y solo esperamos al sonido de la campana de entrada.

Pocos minutos después sonó.

Comenzamos a caminar por los pasillos hasta nuestros respectivos salones.

Llegamos al nuestro y el pecoso se sentó a mi lado.

— Se siente como si jamás hubiera pasado.- habló de repente.

— ¿Qué exactamente?

— Que alguna vez nos sentamos juntos.- rodé los ojos.

— Pues si ha sucedido y varias veces.- dije y en eso entró el profesor, dió una larga charla de bienvenida, preguntó por nuestras vacaciones, etc.

Las clases continuaron, después de todo que estuviésemos iniciando un nuevo año nada iba a cambiar.

°Una Segunda Oportunidad° Lee FélixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora