Capitulo XXXIXL

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Último día del año y jamás pensé estar un viernes temprano preparando las camionetas que utilizaríamos al día siguiente.

— ¡¿Por qué esto pesa tanto?!- cuestionó Bin cargando una gran maleta.

— Solo van cosas primordiales, no seas exagerado.- habló el más alto con una sonrisilla en sus labios.

— ¿Cosas primordiales? ¡Acaso viene tú cama también! ¡Ni las chicas llevan tantas cosas!- se quejó.

— Todos somos diferentes en esta vida y en otras.- añadió.

Bin se rindió y prosiguió con lo suyo.

A la distancia observé el auto de Chan.

— ¡Hola a todos!- saludó con una sonrisa.

Vino con Félix y SeungMin.

— Hola Jinnie.- saludo el pecoso con un abrazo.

— Hili jini.- escuché decir a SeungMin.-Ni así me saludas.

Giré mis ojos y caminé hasta él.

— Hola tonto.- sonreí.

— Oigan no todo es mío.- habló Chan bajando una maleta.

Los chicos se acercaron a bajar sus cosas y fueron a la otra camioneta.

— ¡Oh! I.N dijo que traería sus cosas más tarde.- contó Seung.

Terminamos de arreglar nuestras cosas y entramos a la casa de HyunJin.

Habían preparado una carpa cerrada con calefacción que cubría todo su patio trasero ya que la fiesta sería allí.

— Se ve genial.- dijo el pecoso.

— Y es tan cálida por dentro.- habló HyunJin acariciando sus brazos.- ¡Bien vayamos por chocolate caliente! Hace mucho frío, vamos HaeMin.- el rubio paso su brazo por sus hombros.

Entramos a su casa y nos sentamos en su comedor, la chica de la otra vez nos sirvió una taza a cada uno con medialunas recién horneadas.

Comimos entre charlas y observando a todas las personas que trabajan para preparar las cosas de hoy.

— Bien ya nos veremos está noche.- dije caminando con la menor hacia la estación de autobús que quedaba a unas cuantas cuadras.

— ¡Las llevaremos!- gritó Chan y nos acercamos a su auto.

Subimos en la parte trasera y en minutos ya estábamos en casa.

[...]

— ¡EunJi maquillame!- chilló HaeMin.

— ¿Querida podrías ayudarme con el peinado?- preguntó mi tía tratando con un moño desordenado en su cabello.

— Hija, ¿El vinotinto o el plateado?- preguntó mi madre asomándose a la puerta.

Cerré mis ojos y regule mi respiración.

Ya sabía que esto pasaría.

Yo ni siquiera me había puesto el vestido.

— ¡Mamá el plateado y utiliza un abrigo blanco que combine!- miré a mi tía.- ¡Tía déjame maquillar a HaeMin y mientras desenreda tu cabello!.- y miré a la más pequeña.- ¡Tú ya deberías maquillarte sola!

Suspiré y senté a HaeMin frente a mí, el resto de las señoras salieron de la habitación.

El vestido de HaeMin era morado igual que sus nuevos mechones de cabello.

°Una Segunda Oportunidad° Lee FélixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora