8. El Elefante Rosa.

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La calma amainó velozmente ya que Stark no respondió aquel inesperado beso y cuando se hubo enterado de lo que estaba pasando realmente, el mayor se alejó de Peter.

Cortó el beso y presurosamente se alejó del menor dándole la espalda.

—¿Qué diablos fue eso?

Estaba descolocado.
Peter calló, realmente no sabía qué decir, solamente se encontró atrapado en un callejón sin salida y la realidad estaba en la única entrada.

—Perdón.

Tony suspiró y se tomó el puente de la nariz, no sabía qué hacer, incluso para ser un hombre experimentado, no sabía cómo actuar ante esa situación tan... extraña.

—Tienes que irte a casa, voy a llamar para que te lleven...

—No, señor Stark, no puedo ir en carro vestido así.

—¿Qué me asegura que si te dejo ir no volverás a hacer otra locura?

Otra, tan solo en esa noche había cometido dos estupideces y ambas gigantescas.

—Yo le prometo que me iré a mi casa, además puede ver por el rastreador, ¿no?

Ambos hablaban como si el beso no hubiese sucedido pero la distancia en la cual se encontraban les recordaba que no había sido obra de sus subconscientes.
Tony miraba la punta de su zapato, estaba inmerso, se sentía extraño, como si hubiera sido atacado.

—Está bien. —asintió, solamente quería que el menor se largara de allí cuanto antes.

—Lo lamento. —fue lo único que Peter dijo antes de irse por el mismo lugar donde habían ingresado.

Tony no sabía si el menor se disculpaba por el hecho de buscar a Bucky o por el hecho de haberlo besado.

Tenían tanto qué hablar antes de ese beso, quería decirle tantas cosas pero después de eso su mente se nubló, no se sentía capaz de enfocarse en una conversación.
Antes de que eso sucedería, incluso pensó en ponerle hielo en el pómulo para que le bajase la hinchazón pero después de sentír sus labios contra los suyos no quería verlo ni siquiera.

Esa noche decidió quedarse en la torre, se había sentado en el sofá a pensar en lo sucedido y se le había escapado la noche.

Se encontraba en un dilema.

Jamás había visto a Peter con esos ojos, jamás lo observó como un chico con el cual podría suceder algo más que una agradable amistad. Sin embargo después del beso, el chico había abierto una puerta gigante que no sabía que existía.
Esa puerta ahora era imposible de ignorar.

Sabía mejor que nadie que, en retrospectiva, nunca se negó a pasar un buen rato con una persona con el mismo deseo y gusto que él pero siempre fue solamente bajo un ámbito totalmente sexual. Se había enamorado antes de varias damas pero nunca de un caballero, menos de un chico. Se consideraba heterosexual en cuanto a romance y pasión y homosexual en cuanto a erotismo y carnalidad.

Sintió como si hubiera despertado de un sueño, nunca había observado tan detalladamente al chico. Era bello, no lo podía negar, ni en lo más profundo de su mente pero en voz alta muy probablemente lo haría.
Era un chico guapo, por supuesto, pero estaban a muchos años de distancia.

¿Qué iba a hacer ahora?, ¿ignorarlo, alejarse? Ya lo había hecho antes con muchas mujeres, ¿por qué le asustaba tanto sentirse amado?

Probablemente debería alejarse.
Su celular vibró y dejó la taza de café en la mesa para sacar su móvil.

"Lamento lo que hice."

Era el chico que le había movido el mundo, pero jamás se iba a enterar de eso.

What If... (Starker)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora