36. El Cielo También Llora.

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Era un tarde lúgubre a pesar de que en el cielo no había una sola nube que ofuscara la radiante luz del sol.

Peter se encontraba allí, frente a aquel agujero en el suelo que habían cavado para meter los recuerdos de su amigo.
Era tan duro pensar que no había nada dentro de ese cajón, que su amigo había canjeado su vida por la suya. Era bastante paralizante.

No sabía si Harry lo había perdonado del todo o solamente había muerto odiándolo. Le gustaba pensar que el rencor había acabado antes de que hiciera lo que hizo; pero creía que lo más probable era que había muerto lleno de odio.

Peter se encontraba acompañado de su tía y Edgar, quiénes de cerca trataban de consolarlo, cuando observó a sus amigos, Ned, Mary Jane, Gwen y Michelle se dirigió a ellos y todos juntos empezaron a llorar un poco.
Los seis habían sido como una familia y era desgarrador pensar que un integrante de ésta había dejado de existir y que jamás nunca podrían volver a verlo.

Habían varios amigos más de Harry que, totalmente estoicos, observaban la ceremonia y finalmente la manera tan gélida en la cual enterraban ese rectángulo de madera.

Mary Jane, quien lo había amado en su tiempo, lloraba totalmente desconsolada al igual que Peter. Los otros lloraban pero no como ellos dos. Con todo el dolor de sus corazones todos se abrazaron y se despidieron de su amigo.

Peter entendía que no había sido su culpa directamente pero también sabía que nada de eso hubiera sucedido si no hubiera estado involucrado en la muerte de Norman. Deseó tanto jamás haberse metido en eso, jamás haber conocido al duende verde. La culpa lo estaba corroyendo poco a poco.

Todos los chicos estuvieron sentados a un lado de la tumba de Harry Osborn contando historias que lo involucraran hasta que todos decidieron marcharse, todos menos alguien.

—Tenemos que irnos. —informó Ned. Michelle y Gwen se pusieron de pie. —¿Quieres venir?

Era una invitación a quien sabe qué, Peter no tenía cabeza para nada de eso después de lo sucedido.

Negó.
—No, creo que me quedaré un rato más.

—¿Estás seguro? —preguntó Mary Jane.

—Sí, está bien, vayan ustedes.

Observó como sus cuatro amigos partían del lugar con un semblante bastante desgastado y triste. ¿Qué pensarían sus amigos de él si supieran la verdad de todo lo que había sucedido?, ¿Lo culparían o entenderían la situación?, ¿Seguirían siendo amigos todos o lo excluirían por lo que le había causado a Harry?

Eran tantas preguntas y tan pocas respuestas.
Estaba a punto de colapsar.

Se acostó en el pasto verde a un lado de aquella lápida.

—¿Recuerdas la primera vez que hicimos una “noche de chicos”? Que le decías así para no decir pijamada. Fue emocionante.

El concepto de una amistad es bastante curioso. No es amor pero se desarrolla un sentimiento diferente de lealtad y felicidad al estar con esa persona.

—Si todo esto fue mi culpa, de verdad te pido perdón, lamento todo lo que te dije. Tu padre te quería mucho y yo también lo hago y te querré para siempre. No mereces todo lo que tuviste que pasar y me siento muy culpable porque indirectamente también te causé mucho dolor. —sollozó—. Hubiera querido que las cosas fueran diferentes. Hubiera deseado decirte que yo era el hombre araña y contarte todo de mi vida para que me aconsejaras de como sobrellevar todo esto. Discúlpame…

 Discúlpame…

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What If... (Starker)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora