31. Ronquidos.

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Despertó con bastante dificultad, le dolía absolutamente todo el cuerpo y no podia recordar con claridad lo sucedido, no supo donde se encontraba en ese instante, sino hasta que observó aquella tan conocida sala de estar. Estaba en casa.
De inmediato, en el momento que lo observaron abrir los ojos, Edgar y May se acercaron a él para corroborar que estuviese bien.

—¿Cómo estás, mi cielo? —preguntó su tía acercándose a él y poniéndole la palma de su mano en la frente.

Peter en ese preciso momento se percató de que ahora su identidad secreta ya no lo era más y que su tía sabía toda la verdad, se sintió desprotegido.

—May... yo...

—No, no me digas nada ahora. Descansa y luego vamos a hablar de todo esto, ¿sí?

El arácnido aún bastante afectado por todos los acontecimientos de esa misma noche decidió seguir la recomendación de su tía y volver a cerrar los ojos para seguir durmiendo.
Asintió y se acomodó en aquel sofa.

May se giró para observar a Edgar a quién previamente también había tenido que curar de varios golpes que tenía alrededor de su rostro.

—¿Cómo demonios sucedió esto, Edgar?

El susodicho cerró los ojos cansado y supo, en ese momento, que tendría que contarle todo a May. Sin embargo quería hacerlo cuando todos estuviese juntos, como la familia que muy pronto serían.

—Sé que tengo muchas cosas que contarte, bueno, que contarles a ambos, pero necesito que todos estemos juntos y que escuchen todo lo que tengo por decir. ¿Podríamos esperar a mañana?

—No sé si después de esta noche tenga ganas de verte. Me mentiste.

—Lo sé, si después de todo lo que tengo que decir no quieres verme, yo lo entenderé.

May se colocó las manos en la cara y se fue a la cocina. Se sentía con tantas cosas en mente.

—Creo que es hora de irme. —dijo Edgar.

—No, no te vayas, no me quiero quedar sola aquí con Peter, te necesito aquí ahora.

—Entonces aquí estaré.

May estaba bastante enfadada tanto con Peter como con Edgar. Le habían mentido y estaban poniéndose en peligro los dos al mismo tiempo, y como si no fuera suficiente ambos la habían dejado plantada. Era una situación bastante difícil sentirse tan excluida de ese mundo que era conformado por ambos. Era nadie.

Despertó otra vez, en esa ocasión por suerte ya se sentía bastante mejor, agradeció mentalmente a su metabolismo y a su cuerpo

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Despertó otra vez, en esa ocasión por suerte ya se sentía bastante mejor, agradeció mentalmente a su metabolismo y a su cuerpo.

Tampoco estaba como nuevo pero considerando todo lo que había sufrido la noche anterior se sentía bastante bien.

Cuando se sentó sintió un mareo poseerlo, todo a su alrededor comenzó a dar vueltas a tal punto que tuvo que cerrar los ojos y tomarse las sienes.

—Ya despertó —escuchó a la voz de Edgar decir.

What If... (Starker)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora