45. ¿Qué pasaría si...?

200 15 3
                                    

Habían pasado treinta y cuatro días desde aquel trágico instante en el que lo habían encerrado.

Se encontraba dentro de la cárcel de máxima seguridad que anteriormente habían violado. En su cuello se encontraba un nuevo prototipo de collar que contrarrestaba por completo todos sus poderes. En la soledad de su celda, sobre aquel colchón duro, Peter leía uno de los tantos libros que el guardia le entregaba cada vez que acababa de leer uno.

A pesar de que allí adentro había sobrellevado lo peor de toda la situación y todo lo sucedido, habían días en los que decaía y se sentía extremadamente triste por May y Edgar.

Los primeros días los cuales estuvo dentro de aquella celda, lo único que hizo fue llorar y sentirse miserable. Luego, con el pasar de los días y gracias a los libros, lograba distraerse un poco más. Varios días después empezó con una rutina de ejercicios desgastantes que lo agotaban por completo para poder así dormir como un bebé y no tener la oportunidad de pensar algo que no debería.

Cómo gran descubrimiento el millonario seguía estando en su mente gran parte del día y por supuesto que todo lo vivido con él también, eso quizá y nunca podría olvidarlo, pensaba Peter.

Los primeros días, con respecto a Tony, se sintió triste porque también lo extrañaba, tal como sus besos, sus caricias, su cuerpo, su pecho… sentía que el encuentro entre él y Tony había sido algo mas allá de lo pensable, algo así como una coincidencia cósmica.
En ese tiempo dentro de aquella celda se sintió más enamorado, más enojado, más ofendido, más celoso, más triste y, más que nada, más traicionado.

¿Sería real aquello que le había Tony dicho de que no sabía nada de lo que había sucedido? O quizá solo estaba fingiendo, lo conocía muy bien pero, ¿quién conoce a una persona en su totalidad?

Era curioso porque aquel espacio en el cual se mantenía las veinticuatro horas del día era totalmente blanco y claro, y aún así Peter se sentía en la oscuridad y la pesadumbre.
Lloraba y por supuesto que era por su familia pero también lo hacía por el amor de su vida porque sabía que después de eso volver a estar con él sería bastante complicado por no decir improbable.

No sabía qué estaba pasando allá afuera, no sabía si Tony lo había dejado refundido en la cárcel o si éste seguía luchando por sacarlo.
En ese momento se sintió frágil y recordando las incontables veces en las que el millonario, después de verlo con ojos de amor, lo besó con tanta pasión, se sintió como una basura que ya había sido desechada.

A veces también se sentía culpable por sentirse triste por Tony cuando se suponía que estaba  llorando solo por su tía. Pero, ¿qué podía hacer? No podía minimizar sus sentimientos, seguía odiando a Tony (o eso creía) pero también lo seguía amando con demasiada intensidad, incluso no temería en decir que lo amaba más que nunca, al mismo tiempo que también lo odiaba.

Sus pensamientos se pusieron en pausa cuando el guardia se acercó a su celda y tocó la misma con violencia. Peter creyó que éste le llevaba otro libro, sin embargo cuando notó que empezó a abrir la celda su cuerpo se llenó de esperanza.

—Parker, acompáñame, hoy saldrás de aquí.

El mencionado emuló una amplia sonrisa aún con los ojos llorosos por tanto pensamiento, sabía que la libertad no iba a devolverle nada de lo que había perdido pero aún así ya extrañaba el aire fresco de la ciudad, el olor a comida callejera, los miles de neoyorquinos que caminaban por las calles como si nada importara y el bendito sol, ansiaba ver un bello atardecer.
Peter siguió al hombre que le regresaría su libertad otra vez, estaba feliz, deseaba con todo su corazón que fuera Tony quien lo hubiera sacado y ni siquiera sabía porqué, quizá porque ansiaba verlo otra vez para abrazarlo a pesar de todo.

What If... (Starker)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora