22. Empatía y Otros Sentimientos.

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Connors observó a aquel hombre.

No podía hacer ese tipo de pruebas en la torre Stark por eso había optado por hacerlo en su propia casa, en medio de la habitación de huéspedes.

El chico al cual había engañado con sucia palabrería, asegurándole que si le seguía, le daria suficiente dinero para que dejara de vivir en la calle, había despertado y se movía como loco en aquella silla de madera. Lo había previsto y por ello lo había amarrado fuertemente a ella.

Por suerte Connors ya llevaba suficiente tiempo sin su extremidad que ya no le era demasiado complicado hacer varias maniobras que requerirían de ella.

Sus ojos se veía verdes y luchaba fervientemente por zafarse de aquella silla.

—Mierda, otro fracaso.

Chasqueó la lengua y tomó la jeringa que tenía a su lado en aquella mesa llena de sus artilugios.
Lo inyectó y prontamente aquel chico cayó rendido, sin respiración y sin signos vitales.

Era cruel, lo sabía, pero empezaba a creer que habían personas creadas para ser usadas solamente, no se iba a sentir culpable cuando la historia había sido así. Además era para un bien demasiado mayor.

 Además era para un bien demasiado mayor

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Tony se sentía eufórico. Sentía la necesidad de combatir el crimen, de patear un par de traseros de personas malvadas.

La parte superior de su traje desapareció y enseguida bebió otra vez de su vaso de whisky. Sonrió complacido en la soledad de su gran laboratorio.

Cuando sintió que ya no podía más con aquella necesidad de pelear contra algo o alguien le pidió a su IA que abriera la escotilla y salió a toda velocidad.

No se sentía demasiado ebrio pero realmente lo estaba. Tenía una buena resistencia al alcohol sin embargo en esa ocasión, después de tanto tiempo sin beber, estaba rebasando los límites que creyó imposible alcanzar.

Voló por la ciudad percatándose muy difícilmente de su alrededor.
De repente sintió sueño y cansancio, y de pronto estaba completamente ebrio sobrevolando la ciudad de Nueva York.

Cuando se percató que estaba a punto de chocar con un camión desaceleró repentinamente, logrando así que el auto que venía detrás de él intentara maniobrar y pasarse al otro carril de inmediato, pero lo único que logró fue chocarle al otro carro que venía en ese carril y precipitarse a la orilla de aquel lugar.

¿En qué momento había llegado hasta un puente? Ni siquiera se percató en qué parte del estado o país estaba. Al observar como aquel automóvil estaba cayendo lentamente se lanzó a por él para tomarlo.

Una mujer afroamericana que viajaba con sus tres hijos gritaba intensamente debido al pánico de caer en picada. Los niños hacían lo mismo.

—Está bien, todo estará bien, tranquilos.

What If... (Starker)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora