32. La Colisión de Una Mente.

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Peter, a pesar de los ronquidos, pasó una noche maravillosa, había extrañado todo eso, las caricias y los besos. Se sentía tan pleno y relajado cuando descansaba al lado del señor Stark, cuando tenía la certeza de que su bello cuerpo descansaba a un lado del suyo.

Cuando despertó se vistió rápidamente para ir a casa, dormir con él era otra cosa, jamás quería levantarse de esa cama, quería quedarse allí para siempre, mientras salía no pudo evitar detenerse ante el celular del millonario, el cual, posado en la mesa de noche, se iluminó por un mensaje.

"Tenemos que hablar de todo esto."

Era ella, la mujer que había conocido en el cumpleaños del señor Stark.
Bethany Cabe, no olvidaría ese nombre jamás.

Aún viendo a Stark en la cama, a centímetros de sí, durmiendo totalmente desnudo, otra vez se sintió traicionado. ¿Cómo podía hablar con otras personas cuando le decía todas esas cosas mientras se lo cogía? Peter no podía entenderlo. Le había dicho que era su pequeño. ¿Es que acaso no era suficiente?

Una ardiente ira lo invadió, está fue pausada momentáneamente ya que visualizó que el mayor se movió en la cama.

—¿Ya te vas? —el mayor dijo sin verlo, somnoliento.

Su corazón se estrujó, no podía enojarse con él, era imposible, lo amaba demasiado como para sentirse enojado con él.
Pero no le gustaba ser solamente uno más en la lista, era una situación bastante dura para él. Aún así le sonrió.

—Sí —pero no quiero hacerlo, no me quiero ir, pídame que no me vaya y si le digo que no, pídamelo otra vez y otra vez hasta que le diga que sí. Aunque seamos sinceros, ambos sabemos que a la primera le diría que sí.

—Cuídate mucho, no salgas a las calles tan pronto, por favor.

La manera tan simple en la cual decía las cosas y cómo parecía preocuparse por él era hermosa. No en exceso pero le hacía saber que realmente le importaba. Peter, después de ese sentimiento de ira, sintió que ese vigoroso amor lo abrigó.

—Si usted me da un beso de despedida sí.

Estaba mintiendo, por supuesto que iba a salir a las calles, no sabría qué hacer con todo el día libre, pero realmente ansiaba esos labios por la mañana.

—Mmm, no, no me he cepillado los dientes.

—Un besito pequeño, solo labios, ¿sí?

El mayor se giró y perezosamente sonrió para asentirle al chico.
—Ven entonces.

Y cómo Peter había prometido aquel beso de despedida fue solamente un pequeño encuentro de labios, nada más.

Peter pensaba que esos besos, irónicamente, eran mucho más valiosos que cualquier otro, pero aún así le gustaban mucho los otros.

—Adiós, señor Stark.

—Adiós, señor Stark

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What If... (Starker)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora