20. El Controlador.

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Ambos, sumidos en total silencio y con el ambiente lleno de tensión, sobrevolaron aquel lugar para dirigirse hasta el hotel donde habían dejado todas sus cosas. Antes de entrar aterrizaron en un edificio antiguo cercano para echar un vistazo a su alrededor.

—Espera, tenemos que asegurarnos de que no hay nadie esperando por nosotros. Él nos esperaba seguramente sabía donde estábamos alojados.

Peter sintió un escalofrío. ¿Habían estado haciendo lo que el hombre había querido?
Todo era una trampa, lo sabía, tuvo que decírselo al señor Stark cuando lo sintió.

Observaron que en el lobby de aquel hotel, siendo casi las doce de la medianoche, éste se encontraba bastante transitado. Personas sentadas fingiendo leer revistas y otras más caminando en los alrededores.

—Son ellos, ¿verdad?

—Sí, no podemos entrar.

—¿Pero entonces qué vamos a hacer?

Tony se sentía abrumado. No sabía las respuestas a las interrogantes de Peter y se suponía que él, por ser el mayor, debía de tenerlas.

—¿Por qué no solo las atacamos y ya? Con su traje podemos ganarles.

—No, estaríamos atacando inocentes, tengo que hacer algo que evite que aquel hombre pueda controlar a más personas. Tengo algo en mente pero no podemos llamar la atención ahora.

—¿Quien era ese hombre, señor Stark?

—No hay tiempo para eso ahora. Tenemos que irnos.

Y eso hicieron, se largaron de allí de inmediato. No tenían absolutamente nada para sobrevivir nada más que sus trajes y sus voluntades de hierro.
Podía cargar al chico y volar hasta Estados Unidos nuevamente pero no podía dejar que aquel hombre siguiera haciendo lo que hacía. Tenía que detenerlo.

En su trayecto observaron, en medio de una desolada calle, a una mujer caminando angustiosamente mientras tres tipos caminaban detrás de ella acósandola.

—Mira nada más. Allí está nuestro dinero.

Tony bajó rápidamente y Peter lo siguió. No sabía a qué se refería exactamente pero debía seguir a su mentor en todo.

—Hola, caballeros. ¿Saben que es de mal gusto acosar mujeres? Bueno, si no lo saben, ahora les quedará más que claro.

Tony sujetó a uno de los tres hombres lo levantó y le dió un pequeño golpe en la cara tirándolo así al suelo.

La nariz le empezó a sangrar por el impacto.
Peter no intervenía, solamente observaba y si algo se salía de control él ayudaría. Observó a la mujer que los hombres seguían.

—Ya puede ir a su casa, estos tipos ya no van a seguirla.

La mujer totalmente desconfiada por el aspecto de los, ahora, cinco hombres optó por correr lo más lejos de allí. Peter se encogió de hombros para sí mismo.

—Perdon, señor. No volveremos a hacerlo. —los otros dos ayudaban a levantarse al tercero de ellos.

—Por supuesto que no, pero voy a cobrarles una buena multa por eso. Saquen las billeteras.

—Por supuesto, yo... —Tony les arrebató las billeteras.

—Ya larguense de aquí. A menos que quieran que los lleve a prisión.

—No, no, no. Ya nos vamos.

Los hombres al igual que la mujer salieron corriendo muy lejos de allí pero en la otra dirección. Al menos ya no iban a molestar a aquella pobre mujer.

What If... (Starker)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora