𝓜𝒓. 𝑽𝒂𝒎𝒑𝒊𝒓𝒆 ₊˚⁺ /𝑳𝒊𝒙𝒋𝒊𝒏/𝑯𝒚𝒖𝒏𝒍𝒊𝒙/

⋆¹¹ - Shin Bob

- 🎸 -

Despierta y toca su cabeza.

Enfoca la vista. ¿Qué...?

Se levanta de esa cama dura e incomoda al instante. Se acerca a los barrotes.

Trata de mirar a través. Hay unas cuantas celdas más con gente apoyada en esas frías barras de hierro, otros en la cama o haciendo realmente nada.

Mete una patada, logrando causar un gran ruido. Visualiza su ropa. Uniforme naranja.

Es horrible.

Como nadie reacciona al sonido, insiste con su rodilla en esas barras.

Ve a una policía de lejos. Saca una llave y esposas.

-Mete las muñecas.- dice abriendo una pequeña rendija. Las pasa con desagrado, y ella le esposa.

Lo único bueno que saca de aquí es que la mujer es bajita y se siente alto. Pero sus uñas no pueden evitar alargarse en autodefensa.

-Distancia.- se aleja unos pasos mientras ella abre la puerta. Es agarrado fuertemente por detrás y guiado por esos pasillos.

-¿Perdón? ¡Suéltame, sé caminar!- intenta librarse, pero ella no muestra compasión.

Se meten en una sala. Lo dejan solo, así que se sienta en una silla. Se cruza de brazos y analiza el lugar.

Una mesa delante, con otro asiento igual. Una cámara en una esquina. Y nada más, realmente.

La luz fuerte le quema los ojos, por lo que los cierra con molestia.

La puerta se abre. Un hombre, es un agente.

Se sienta enfrente con una libreta.

-¿Y tú quién eres?- se lleva la mirada de él.

-Te haremos un interrogatorio.- otro hombre se posa a espaldas de la salida. Tiene el cinturón de armas.

-Pues vale. Tú pregunta.- se reposa en su respaldo y mira sus uñas.

-Lo primero que queremos saber es... ¿Realmente, eres ese tal Shin Yongbok, o el Vampiro de Seoul?- ríe en un resoplo.

-No.-

-¿Estás diciendo la verdad, solamente la verdad y nada más que la verdad? Se usará en tu contra en juicio si se comprueba lo contrario.- se encoge de hombros.

-Soy ese.-

-Haré la pregunta de nuevo. ¿Eres Shin Yongbok?- niega.

-No lo soy.- el oficial se toca la frente.

-Hace un tiempo has dicho que eres él.- la sala de suma en silencio.

-Ya, es que lo soy.- el hombre sacude su cabeza.

-Sea claro, por favor.- rueda los ojos.

-Que sí, da igual. Lo soy. Siguiente pregunta, me aburro.- él chico frunce el ceño.

-Su actitud se puede ver reflejada en su condena, le pedimos discreción.- sopla en una risa.

-Pues vale, ¿qué quieres que te diga?- el chico niega y suspira.

-¿Usted es un vampiro?- niega.

-Claro que no, eso no existe.- dice con obviedad.

-¿Podría explicarme el porqué tiene las conductas que uno tendría?- muerde su uña.

-No.- responde con claridad.

-Si no colabora, la condena será más larga.- deja la mano en la mesa.