"La mejor productora y novia que puedo tener; Victoria, se las presento": Mateo palacios
•Las correcciones se harán al final de la historia.
•Capítulos cortos.
•Terminada.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
dos capítulos más y se termina 💀
Victoria.
Abrí mis ojos y los tuve que cerrar inmediatamente por la luz fuerte.
Los volví a abrir lento y acostumbrándome.
Una silla se movió y alguien salió corriendo.
- ¡se despertó! - gritó al salir por el pasillo.
¿quién se despertó?
Mire a mi alrededor.
De la bolsa de suero caian gotitas que iban hasta mi brazo.
Algo me dificultaba respirar.
Llevé mi mano hasta mi nariz y jna sonda salía de ahí.
El dolor de un pinchazo se extendió desde un costado de mi pecho.
Entonces una enfermera entró.
- ¿cómo estás? - estaba sonriente.
Le responderia si no fuese por el dolor de garganta que tenía.
Con una pequeña luz examinó mis ojos y mi garganta la cual al parecer estaba hinchada.
- bueno..., Victoria - dijo al acordarse mi nombre - ¿a quién te gustaria ver? -
La respuesta era fácil, lo que no era fácil era decirlo.
Tenía miedo, no sabía si él ahora estaba afuera o si quiera habia venido a visitarme estos días.
¿o meses?
De todas formas iba a intentarlo, queria tanto verlo.
También sabía que la enfermera intentaba que hablara algo.
- M-Mateo - la enfermera sonrío.
A medida que pasaba el tiempo era consciente de el dolor de todo mi cuerpo.
- sabía que ibas a decir eso, nosé qué relación tengan, pero te digo que todas las noches estuvo acá y no se quería ir - al notar mis muecas de dolor puso un medicamento más en el suero y salió de la habitación.
Hasta ahora me dí cuenta de el camisón que tenía.
Qué horror.
La puerta se abrió despacito y me alerté.
No tenía idea de cómo me veía en ese momento pero seguro que horrible y no quería que él me viera así.
Asomó su cabeza y me sonrió a pesar de todo.
Qué tonta, él me lleva viendo un par de días, no pasaba nada.
Ya se notaba su manera juguetona de tratarme.
Llegó hasta mí y aunque era obvio que quería abrazarme se resistió y en vez de eso agarró mi mano sin cables y la acarició con su pulgar.
Sentir otra vez su calor tan sólo con ese toque ya era demasiado para mí.
