Capítulo 15: Alianza con el enemigo

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 Las invasiones de los ángeles caídos habían aumentado considerablemente, el enviar a todos los agentes de la organización sólo servía para apaciguar un poco las cosas, pero al parecer estaban destinados a terminar con todos en el peor de los casos.

Choi Milo se encuentra acorralado en su propia oficina, por un gran ángel combatiente del infierno.

Un sable roza su cuello, amenazando con moverse un milímetro y su cabeza rodará por el suelo.

– No entiendo que quieres de mi – con sus manos trataba de sujetar al ángel de alas y cabellos negros – yo no soy el gobernante de esta ciudad y debes saberlo si te enviaron acá.

–Lo sé, pero mueves todo lo que tiene que ver con la seguridad ciudadana – el ángel arrastraba las palabras hablando casi en un siseo – ese tal Lazaro solo envía órdenes, y sus marionetas como tú tratan de cumplirlas por las buenas, aunque ese idiota los está destruyendo por dentro.

– No entiendo – Choi estaba confundido, sin entender nada de lo que dice, haciéndole creer que ese ángel caído se preocupa por ellos.

– Desde hace 25 años Lazaro incluyó unos medicamentos en el mercado, "controlando" por completo los ciclos de alfas y omegas específicamente – su confusión solo empeoró – intentó modificar la naturaleza beta aunque no lo logró, pudo contaminar algunos, según Lazaro, los celos y todos esos cambios hormonales deberían ser eliminados, pero internamente va matando cada órgano.

– ¿Cómo probarías eso? – pudo sentir que el agarre de su cuerpo se aflojaba hasta que el alfa de la Ciudad del Infierno se separó hasta colocarse a una distancia prudente.

– ¿Te someterías a un experimento? – obviamente que no pero Milo asintió para continuar escuchando a ese alfa misterioso – no te preocupes no serán secuestrados ni estarán en un laboratorio, necesito 2 alfas y 2 omegas, a los betas solo serán observados a ver si su sangre no está contaminada y su siguiente generación viene sin defectos.

– Me gustaría saber sobre ese experimento ya que me quieres incluir en él – la voz grave de Milo rozaba sutilmente la voz de mando denotaba autoridad y el intruso lo sabía – ¿por qué no incluir un alfa cualquiera y encerrarlo?

– Fácil mi querido amigo rubio – sacaba unas pequeñas ampolletas de otro color diferente a sus supresores – sustituye esos medicamentos por esto, escoge tú un omega que quieras salvar... yo ya escogí a uno que me interesa.

– Entonces yo seré el otro alfa de prueba – Sergio entraba al lugar empujando la puerta y apuntando a la cabeza del enemigo – nada perdemos con intentarlo.

– Estamos confiando muy rápido en un enemigo, agente Sergio – El último alfa en entrar era el más grande de los 3, fácilmente podría darle una buena pelea a ese pálido ángel caído.

– Tengo cuentas pendientes con Lazaro, y tiene algo de razón este sujeto aunque me gustaría comprobar varias cosas antes de sacar mis propias conclusiones – insistió.

– Creo que debemos dejar que uses una de esas cosas en ti – dice Milo señalando una ampolleta, podría ser veneno o alguna sustancia de prueba – esto es algo muy extraño que llegue un salvador de una tierra lejana.

– Lo hago porque estoy harto de que nos tengan como los malos, somos iguales señor Choi, ustedes o mas bien su gobierno son los malos – el de cabello azabache se acercaba a él – lo único que nos diferencia es nuestro color de alas y quizás uno que otro detalle, pero, no somos asesinos y demostraré que el causante de todo este caos es el gobernante de la Ciudad del Cielo y todos sus antepasados.

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