El calor de Louis es insoportable, por más que intentaba concentrarse la situación no le ayudaba mucho, su cuerpo pedía a gritos ser tomado y él se debatía entre dejarse llevar o expulsar al alfa del lugar.
El alfa sabía más o menos cómo reaccionaría su omega, ya Yohn le había contado de lo potente que podría ser su celo, aunque nunca se imaginó que el del omega fuera de esta manera, ya él sufrió el calor de un alfa y no fue para nada gratificante el estar así, si no fuera por Yohn sabe muy bien que ese día en su departamento pudo haberlo tomado.
– Milo... ¿Qué crees que haces? – buscando el peligro sería la respuesta más adecuada, se había desvestido nuevamente dejándose la ropa interior puesta, besando al arisco omega para callarlo y envolver su delgado pero tonificado cuerpo, llenándolo de su aroma de alfa.
– Solo trata de sentir mi aroma – murmuraba con una voz grave, colocándose boca arriba en la cama con el omega sobre él, sentado en zona de peligrosa – solo quédate así.
Louis no sabe si es el calor del celo golpeándole con fuerza, a pesar de que tomó unos supresores, quiere más, total ya lo aceptó como su alfa, el problema es dejarse reclamar por él.
Con unos besos que iban subiendo de tono cada vez más, y el roce se incrementaba en ambas partes, los gemidos escapaban ocasionalmente cuando los miembros erectos de ambos rozaban entre sí.
Louis intentó quitar la ropa interior del alfa, siendo detenido a último momento, al mismo tiempo que le dedicaba una mirada llena de curiosidad al omega.
– No eres obligado a nada Louis ni tampoco quiero aprovecharme de ti – Milo sentía su pecho soltar un profundo gruñido, claro que deseaba hacerlo, además de dejar todo su aroma y la marca en el omega, se sentía salvaje como un lobo, pero tampoco deseaba perder la razón por el aroma del omega.
– Por favor...alfa – no necesitó decirlo 2 veces, su omega lo necesitaba y él solo quería complacerlo, lo tomó invirtiendo sus posiciones quedando el omega con mucho cuidado contra el colchón, dejando que le quitara con algo de dificultad la única prenda que les ponía una barrera entre ellos.
– Quiero que sepas que eres el omega más hermoso de todos – aquella voz grave solo estremecía a Louis, deseando cada vez más ser tomado por aquel alfa –si algo no te gusta puedes detenerme, no quiero dañarte.
Louis sentía su cuerpo arder y por momentos actuar por sí solo, tratando de controlarse se alzó para tomar la iniciativa acercándose al miembro del alfa para tomarlo con sus manos un poco asustado de lo que estaba haciendo pero el celo le estaba dando la valentía que necesitaba para llevarlo a su boca, comenzando un vaivén donde el alfa no dudó en tomar sus cabellos jalando suavemente para comenzar a moverse en la boca del omega sintiendo que se acercaba al éxtasis muy rápido, teniendo que abandonar su boca y recostando al omega con una mirada plateada que se reflejó por unos momentos en el iris de sus ojos, el omega estaba presente dentro de Louis, eso emocionó aún más al alfa que se subió sobre este levantando una de sus piernas para poder entrar con más facilidad tratando de que no se le notaran los nervios que tenía de al fin estar con su predestinado.
– Mírame a los ojos omega – el alfa alineó su miembro hasta enterrarse en el menor poco a poco, siendo envuelto por las apretadas paredes del omega - eres mío, solo mío.
Los movimientos eran lentos, deseaban disfrutarse cada uno, gozando del calor del celo y de ser el primer encuentro entre ellos de ese nivel, queriendo conocer cada punto sensible del otro.
El alfa muerde delicadamente los pezones del omega, sin detener sus embestidas, en este momento su lado animal lo domina por completo y él se deja llevar dejando que su espíritu alfa tome el control en ese momento.
Louis quería cubrir su rostro de vergüenza pero Milo no se lo permite, inmovilizando sus manos, besando su cuello y lamiendo esa zona donde anhela clavar sus colmillos.
– No quiero que me veas así Milo – totalmente sonrojado era una escena hermosa para el alfa y disfrutaba de cada gesto del omega.
– Eres hermoso, deja de decir tonterías Louis – no le gustaba ver al omega con el ceño fruncido, lo tomó de las caderas y volteó boca abajo tratando de no ser muy brusco, lo que menos quería era hacerle daño, con sus rodillas ligeramente separadas, levantando su parte trasera exponiéndose al alfa, abrazaba una almohada para no quedar tan abajo, sentía sus piernas caer cuando el alfa se abrió paso en él nuevamente, dejando suaves besos y mordidas en toda su espalda, asegurándose de marcar cada espacio del omega.
Sus embestidas cada vez eran más rápidas y fuertes, al mismo tiempo los gemidos y jadeos de ambos se mezclaban en una creciente melodía. Eran solo ellos entregándose el uno al otro, deseándose sin importarles más nada, la vergüenza quedó lejos en ese momento dejándose llevar por el calor de un potente celo.
Milo con una mano libre tocaba el miembro erecto del omega, sintiendo como este se deshacía entre sus brazos y como su mano era llenada con su esencia al mismo tiempo que las paredes de su interior le iban apretando sutilmente con las contracciones del orgasmo.
El también estaba cerca, por lo que se acercó al espacio ubicado entre el cuello y el hombro, lamiendo la zona mientras sentía su nudo crecer con cada embestida, sin aguantar mucho más clavó sus colmillos en aquel espacio entre el cuello y el hombro liberando al mismo tiempo su nudo en el omega llenándolo, ahora su unión estaba finalmente completa y una serie de sentimientos invaden al otro, pudiendo por primera vez sentir las emociones del otro, de un amor que crecía a pasos agigantados.
Ambos cayeron con cuidado de lado en posición de cucharita, no debían moverse por el nudo que era un poco más grande de lo que el omega pensó, riéndose de lo que acaba de pasar pero no arrepentido de por fin estar con el alfa de sus sueños.
–Milo yo... – estaban anudados y eso era motivo de preocupación para el omega, no se habían cuidado.
– Estás intoxicado aún no te preocupes – murmuraba algo cansado el alfa en voz baja, atrayendo al omega aún más entre sus brazos, como si pudiera leer su mente aunque en realidad es algo similar al compartir un lazo entre alfa-omega, sintiendo las preocupaciones de cada uno y otro que otro pensamiento, ahora eran uno, una unión peligrosa por su estilo de vida.
Si uno de ellos muere, el otro le seguirá en poco tiempo, sus vidas se conectaron, entrelazándose que a opinión del omega es un método primitivo, aunque lo disfrutó por completo.
Cuando por fin el nudo se desinflamó y logró salir de su interior, el omega se da vuelta mostrando su lado sumiso a su ahora alfa, uno que le dedica una de las más hermosas y pícaras sonrisas, estaban felices, y agradecidos por este mágico momento que vivieron, en parte le deben las gracias a aquel ángel caído que les regaló la libertad de ser ellos sin perder su esencia de ángeles.
Posiblemente muchos ángeles mueren por la supresión completa de sus ciclos, sus uniones son raras muchas veces siendo tomadas por formalidades, pero esta es real, cada sensación, cada roce los llevaba a ambos a las nubes.
Louis se queda dormido entre los brazos del alfa, disfrutando se su olor y de la tranquilidad que sienten ambos a través del lazo, esa paz que raramente se obtiene, una tranquilidad de saber que tu otra mitad finalmente está contigo sin importar nada más en este mundo.
Porque nacieron para ser alfa y omega en este mundo discriminatorio, son el inicio y el fin, la balanza perfecta para el equilibrio.
– Te amo Louis – murmuraba el alfa cerca de la coronilla del menor, logrando que este buscara su mirada.
– Yo también te amo Milo – un beso fue suficiente para cerrar su unión aún más.
El celo seguía haciendo acto de aparición volviéndolo a lubricar haciendo que gimiera sobre los labios del alfa, este solo sonreía tomando con fuerza al omega.
– Calma omega, acá estoy para ti – el alfa estaba listo para otra ronda, y una sonrisa cómplice los delataba a ambos.
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Ciudad de Ángeles
FantasyTercera vida de nuestros protagonistas Javier y Louis son 2 omegas de las fuerzas especiales pertenecientes a la Ciudad del Cielo, su misión es eliminar a cualquier enemigo perteneciente a otras ciudades que traspasen sus límites sin piedad alguna. ...