Capítulo 28: Azul es el infierno

22 5 11
                                    


El pequeño laboratorio se inundó de fuegos de color dorado y azules, intentando quemar a la extraña criatura que se hacía presente entre ellos, parecía que sus ataques no hacían nada a la piel del animal que solo reía de las llamas como una caricia hacia su piel.

Un grifo es una criatura antigua de carácter mitológico, mitad león, mitad águila, una máquina de matar si añades el ADN en un ángel actual, borrando por complejo las cualidades que hacían débil a Lazaro por ser un gamma, el rango más bajo que podría obtener alguien al nacer en una sociedad como lo es en estos momentos, sin un lugar para él por ser como es y sin muchas esperanzas de conseguir una pareja por sus mismas capacidades.

La fase 1 del experimento era cuando apenas se separaron las razas en alfa, beta y omega, la fase 2 al ser transformados en ángeles, pero la fase 3 no debería de salir nunca del laboratorio, era un prototipo para que pudieran ser una especie de cambia-formas poderosos para el combate, cosa que fué lo que más llamó la atención del gamma, poder destruirlos a todos con sus propias manos, a aquella sociedad que pisotea a los de menor rango, si un omega era mal visto, algo como él lo era aún peor.

Louis se sentía mareado, desde hace días tenía esa sensación de tener un cuerpo cansado y con exceso de sueño. El mal sabor se sentía en su boca además de uno que otro antojo raro por la comida, no es estúpido, sabe muy bien lo que está pasando pero los demás no lo deben saber en especial Choi, si su alfa se entera que se fue a la batalla estando en espera de un cachorro este lo amarraría, solo pudo ocultar su olor con spray neutralizador dando la excusa de que en batalla serviría más si no pueden saber que es, aunque todos en la ciudad saben quién es Kwon Louis, agradece que por el lazo no puede leer la mente sino ya estaría condenado, y tampoco es una opción decirle a Javier, él también lo acusaría de dañar al cachorro por exponerse a tal peligro, su amigo omega sería muy capaz de encerrarlo en el bunker y negarse a que participara en la misión con ellos.

Yohn y Javier habían sido derribados, solo quedaba él enfrente a esa extraña criatura que sus ojos parecían brillar al rojo vivo en ese rostro de águila. Se levantó como pudo y apuntó su sable hacia el cuello de este, debía dar un corte rápido y preciso el problema era como acercarse sin ser desgarrado por el pico o las garras del animal, se estaba tardando más de lo debido por primera vez estaba dudando de sus habilidades en el campo de batalla.

La criatura brincó finalmente hacia Louis, perdía poco a poco la consciencia humana que tenía dando paso a una bestia descontrolada lista para degollar al rastreador en su mira, ni se percató estando totalmente concentrado en su blanco cuando un gran ángel caído embistió a la criatura derribándolo por primera vez.

– Henrik... - logró articular antes de caer de rodillas frente al alfa, se encontraba muy mareado y agotado pero no quería quejarse con nadie, no podía quejarse no lo enseñaron nunca a mostrarse como alguien débil hacia los demás.

– Lo siento, me perdí en el camino y ya tienen fiesta ustedes solos – el alfa miró con ternura a Louis al parecer no podía ocultar lo suyo de todos, el padre de Yohn sí pudo distinguir ese clásico aroma cuando esperan un cachorro ese ténue aroma a leche pero en su mayoría cubiertos por el aroma de su alfa, pero no le correspondía a él decirlo, tendría sus motivos para estar dentro de la batalla.

Henrik lanzándose contra el animal mientras el Louis con dificultad trataba de poner a Javier a salvo, el alfa era muy pesado para él por lo que apenas podía arrastrarlo hasta la salida de la puerta, colocándolos lejos del peligro, sentía que su vista se nublaba por segundos pero debía aguantar por todos ellos, todo ese terror debía acabar ese día cueste así sea su propia vida para que sus amigos puedan sobrevivir, incluso Yohn.

Ciudad de ÁngelesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora