– Tú no entiendes Milo, Javier es como mi hermano pequeño – Louis se encontraba recordando parte de su pasado, no es algo que lo haga sentirse orgulloso, mucho menos logre hacerlo caer en depresión, el alfa a su lado ahora le transmitía mucha fuerza para salir adelante – siempre he sido catalogado como un omega rebelde, incluso cuando llegué a esta organización para ayudarlos a todos o al menos hacer el intento de ayudar muchos me dieron la espalda, nadie quería a un omega como yo a su lado en el campo de batalla, un omega el cual nunca supo qué pasó con sus padres y que unos sustitutos tuvieron que hacerse cargo, no es que los odie ni mucho menos tenga algo en contra de ellos solo se que no son mis padres.
– Estás hablando mucho Louis... – el alfa lo abrazó con fuerza, ya el calor del celo había pasado ahora el omega era alguien con algo de delicadeza por todo lo que había hecho – cuando te vi en mi organización no sabía donde debía asignarte, hasta que vi que poseías una mentalidad un poco fría, pensé en que serias adecuado para el combate, y no me equivoque... eres el mejor de los rastreadores tocando un poco el área de los combatientes que no puedes ejercer por ser omega, no como tal por el rango, sino por tu tamaño, los combatientes necesitan mucho aguante físico para recibir los ataques, pero eso nunca te detuvo en una misión... me preocupé cuando tú y Javier empezaban a trabajar juntos pero se volvieron inseparables, empezaron jóvenes y ahora son los más fuertes, pudiera decir que tienen habilidades tanto de rastreadores como de combatientes.
– Ahora mi amigo me necesita, iré solo en caso de que no quieras enviar a nadie más, no tienes que exponerte contra Lazaro, aún no entiendo por qué tendría un laboratorio clandestino y mucho menos en la ciudad enemiga – estaba pensando en ir de incógnito aunque todos los de alto rango de la ciudad saben quien es Kwon Louis.
– Ahora eres mi omega, iré contigo, no debemos forzar el lazo recién creado – aquella sonrisa le dió un rayo de luz, sacaría a su torpe amigo de las garras del enemigo.
Debían preparar todo si querían salir vivos de aquel laboratorio donde se encontraban Javier y Yohn, el alfa estaba buscando algún tipo de ropa que sirviera de protección suficiente, no debían levantar sospechas que salían de la Ciudad del Cielo, al menos no hasta que se vieran amenazados para extender sus blancas alas y ser detectados por los caídos.
Para sorpresa del omega 3 alfas se habían sumado a la misión de rescate, indicando que les importaba muy poco lo que les fuera a pasar luego, esa par son sus amigos también y no les darían la espalda.
– ¿Tienes las coordenadas Louis? – Sergio hacía un pobre intento de manipular el radar, Louis omitía su risa, no es que los alfas fueran de pocas neuronas sino que nunca fueron entrenados para utilizarlos, ellos solo eran la fuerza al momento de la batalla – esta cosa no funciona.
– A que eres idiota – Jude le dió un golpe en la cabeza para quitarle el radar y dárselo al omega – a ver... Haz funcionar esta cosa antes de que Yohn y Javier se conviertan en pollos rostizados.
– Jude nadie será un pollo rostizado así que cállate por favor – Minjo un ángel que pocas veces interactuaba con ellos pero era un viejo amigo de Javier, entraba junto con Milo cargando unos uniformes de color negro, se veían algo gruesos quizás un poco más que sus uniformes normales - son para fuerzas especiales, este modelo fue rechazado nunca se supo el motivo quizás por la similitud con el uniforme de la ciudad del Infierno, pero tienen la suficiente resistencia a todo tipo de armas, quizas sea un poco pesado para ti Louis.
– Louis será como nuestro omega combatiente – añadió Jude abrazando al omega ganándose un gruñido de parte de Choi que veía la escena en "silencio" – uy perdón, apenas me doy cuenta que está marcado.
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Ciudad de Ángeles
FantasíaTercera vida de nuestros protagonistas Javier y Louis son 2 omegas de las fuerzas especiales pertenecientes a la Ciudad del Cielo, su misión es eliminar a cualquier enemigo perteneciente a otras ciudades que traspasen sus límites sin piedad alguna. ...