No es raro que Javier y Yohn estuvieran peleando todo el camino, aunque el alfa solo quería provocar la auto defensa del omega.
– ¡Ya basta Yohn! ¡Vamos a llegar a la Ciudad del infierno y sigues tratando de quemarme! – entre los gritos de Javier y las risas de Yohn iban avanzando, lo bueno que el omega había logrado sacar llamas doradas de gran alcance, quemando un poco la piel blanca del alfa pero este se recuperaba casi instantáneamente.
– No seas aburrido Javi, igual estaremos muy limitados dentro de la ciudad – el alfa se lanza tumbando a un cansado omega sobre el pasto – no puedes salir solo, tendrás que estar acompañado por mi o uno de mis padres.
La palabra padres, alteraba al omega, no tenía idea de cómo serían ni como reaccionarían al saber que su hijo tiene un omega de la Ciudad del Cielo, posiblemente lo maten y tiren su carne a los gatos.
– Ya deja de poner esa cara, te van a querer ya veras – no le toca de otra sino confiar en él, si lo ve de otra manera, se encuentra totalmente solo en esto, a merced de lo que quieran hacer con su vida.
– Yohn... Si todo se saliera de control... ¿Me protegerías? – el alfa se colocó a horcadas sobre él – o ¿dejarías que me mataran?
– Arriesgaré mis alas, incluso mi vida si es necesario mi pequeño ángel, mi omega, mataré a cualquiera que quiera dañarte aunque sea de los míos – lejos de estremecerle aquella voz, le hace sentir felicidad plena al saber que alguien daría la vida por él, su alfa.
Es imposible no perderse en aquellos ojos negros que en ocasiones se tornaban dorados cuando su alfa se hacía presente, es tan intimidante, tan misterioso, ni cuenta se había dado cuando unos labios se posaron sobre los suyos, buscando profundizar el contacto, abriéndose paso con sus lenguas, deteniéndose cuando se dieron cuenta que no deberían continuar o la cosa se saldría de control.
Entre sonrisas tímidas desplegaron sus alas nuevamente, volando hasta los límites de la ciudad, donde aterrizaron, y siguiendo el plan Javier trepó sobre la espalda del alfa, guardando sus alas y ocultando su cabello en la boina militar que según era parte de su uniforme pero nunca usaban, debía mantener sus ojos cerrados para que no notaran el color azul casi gris en ellos como casi todos los ángeles de donde provenía.
– Agente Min que gusto volver a verlo – ya estaban en la frontera, Yohn no tiene problemas en pasar, es un elite – ¿ese omega quien es?
– Es uno de mis alumnos aunque por accidente hice que se desmayara del golpe – se escucharon unas risas, seguramente ya era algo común en sus entrenamientos – con permiso, iré a llevarlo a su departamento.
–Claro, adelante – como si Javier fuera otro ángel caído pasaron fácilmente – bienvenidos a la Ciudad del Infierno.
– Eso estuvo cerca – decía el omega aferrado ahora al pecho del alfa mientras volaban a la casa de sus padres, cerca de las afueras del otro lado de la ciudad.
– No me dicen nada, es muy común que nadie aguante mis entrenamientos, incluso algunos terminan muertos – se aferra a su uniforme, clavando ligeramente sus uñas, a lo que el alfa se ríe – A ti no puedo matarte, eres mi otra mitad.
Atravesando la ciudad, Javier pudo observar que todo era muy parecido a la Ciudad del Cielo, con la diferencia de que sus habitantes tenían alas negras, aunque se notaban como cualquier otro ángel que el omega conociera, solo variaba su color.
– Ya llegamos – la casa parecía una cabaña, muy hogareña eso tranquilizaba al omega, la puerta de la casa se abrió dejando salir una pequeña cabellera negra corriendo y sacando sus pequeñas alas para atacar al alfa.
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Ciudad de Ángeles
FantasíaTercera vida de nuestros protagonistas Javier y Louis son 2 omegas de las fuerzas especiales pertenecientes a la Ciudad del Cielo, su misión es eliminar a cualquier enemigo perteneciente a otras ciudades que traspasen sus límites sin piedad alguna. ...