Capítulo 4: Predestinados

35 7 8
                                    


 Javier sentía que se desmayaría en cualquier momento, tanta cercanía con Yohn lo estaba matando lentamente, su atrayente aroma le nublaba los sentidos mientras el omega retiraba los cristales de vidrio encajados en sus brazos.

– Javier... ¿estás bien? – Sergio sabe perfectamente lo que está sucediendo – tus mejillas...

– ¿Es hermoso sonrojado no? – El alfa delante de Javier cargaba una expresión bastante divertida, aunque sabe que el omega se contiene bastante delante de él – es mejor si me quito la camisa.

– ¿Qué? ¡NO! – el omega se aleja cayendo al suelo y las carcajadas de ambos alfas no se hicieron esperar, escucharon una puerta abrirse y Louis no se encontraba de buena cara al entrar al lugar colocando una cara de confundido al notar a su rubio amigo en el suelo – ¿estás bien Louis?

– Veo que no mejor que tú ¿por qué gritas? se escuchan por todo el pasillo – Louis cargaba el ceño fruncido mientras inspeccionaba a los alfas con la mirada – falto a una misión y ya tienen todo el cuerpo lleno de vidrios, trogloditas que son.

– Me iba a quitar la camisa pero Javier se siente algo incómodo al ver mis heridas – el agente Min se hace el inocente pero algo en ese alfa no le daba la total confianza al mayor de los omegas.

– No veo el problema – Javier abre los ojos con pánico al escuchar a su amigo – solo te están curando, adelante.

– ¡Louis! - Javier estaba totalmente rojo, Louis le encantaba molestarlo y ese extraño alfa es el pretexto perfecto, no le gusta pero al parecer a su amigo sí, y mucho – ¡me vengaré!

– Sí, claro... mi querido Sergio me encargaré de tus heridas – Al parecer no eran tan graves como las del otro alfa pero Louis se tomaría el tiempo necesario hasta ver que su amigo omega esté a punto de desmayarse.

Yohn se retira el uniforme de la parte superior, olvidó colocarse una prenda interna que sirve como segundo chaleco, error, pero Javier parecía no estar muy concentrado al notar los formados pectorales y abdominales del alfa, no es de aquellos con grandes músculos pero si con la contextura perfecta y todo completamente definido, no pudo evitar bajar la mirada notando aquellas líneas de quiebre a los lados de su vientre.

– Si quieres puedo quitarme la parte de abajo también – el alfa se estaba divirtiendo al ver como el omega se lo comía con la mirada, y negaba bruscamente lo que él quería.

– Deja de hablar tanto y acuéstate – Su abdomen es bastante firme pero Javier puede afincar sus dedos para extraer los pequeños cristales que adornaban su cuerpo, en ese pequeño instante había una conexión entre ambos, esa sensación de querer estar junto al otro, Yohn mordía su labio inferior, estar tan cerca de aquel omega o mejor dicho "su omega" no lo dejaba estar quieto, la necesidad de clavar sus colmillos en aquel hermoso cuello era cada vez más grande, añadiendo los pequeños choques eléctricos con cada roce de piel que tenían.

Louis y Sergio estaban distraídos mirándolos, nunca habían visto a su amigo de esa manera, tan amigable y feliz junto a un alfa, teniendo en cuenta que apenas se acaban de conocer.

– Yo le colocaré el antibiótico – Louis suelta aquello como una orden ganándose un gruñido involuntario del más joven hacia él – no te lo voy a quitar, ahora muévete y cocina algo para tus invitados, o sea nosotros.

– Eres un poco cruel con mi omega – Murmura el alfa para que sólo Louis pudiera escucharlo, mientras los otros dos se van a la cocina.

– En donde le hagas algo a mi amigo – Louis lucía serio – te corto las pelotas y te las haré comer con salsa picante.

Ciudad de ÁngelesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora