CAP 5 - Tan hermoso como tu

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"Bendeciré tu cuerpo con mis lágrimas"
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CARLOS

Salió con rapidez arrastrando aquella maleta fuera de la casa. La tiró en el asiento del copiloto y huyó de la escena lo más rápido que pudo.

Cada parte de su cuerpo le dolía, sentía un hormigueo por todo el mismo. Como si cientos de insectos corrieran por todo su cuerpo, insectos que eran alimentados por las lágrimas que salían como cascadas por sus ojos.

No sabía lo que le pasaba, pero últimamente no podía controlarse ante el menor.  No tuvo otra opción más que abofetearlo, porque de lo contrario lo hubiese empotrado contra la mesa de la cocina y hubiese hecho sabe Dios que cosas.

No estaba del todo molesto y es que él había visto esos ojos por más de tres años. Sabía cuando mentía, sabía cuando no y claramente no estaba mintiendo. Ferrari traía algo entre manos y no era culpa de Charles.

Cuando Enrico le comentó toda la situación, sin duda alguna estaba listo para estrangular a Charles ahí mismo, honestamente algo dentro de él dudó de la lealtad del menor. La forma en la que le plantearon la situación y el cómo Charles había reaccionado en la mañana habían sido suficientes razones para creer lo que Enrico le mencionaba, pero en el momento en el que vio esos ojos...

Dios, no sabía si era la debilidad que sentía por el ojiverde que interceptaba cualquier pensamiento negativo sobre él o si en realidad conocía cada expresión que demostraba el menor y es que no había nada que aclarar, ni si quiera quería dudar. Charles no era la mente maestra detrás del tablero.

También era un peón.

Después se disculparía con Charles por severo golpe que le proporcionó, en esos momentos solo quería llorar hasta que sus ojos ardieran. Golpeó el volante con rabia mientras cruzaba las calles de Italia por la noche; no tenía un rumbo específico o alguien a quien acudir.

Checo estaba en México y Lando estaba con Óscar, por lo que solo le quedaba divagar solo y buscar resolver una cosa a la vez, pero primero se ahogaría en alcohol. Que se preocupe el Carlos del futuro.

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Terminó su séptimo whiskey. Estaba rodeado de personas, pero se sentía solo, en medio de la nada y con unas ganas inmensas de vomitar. Se sentía más ligero y sin pensamientos cuerdos. Minutos antes tuvo un encuentro del tercer tipo con un chico en los baños, seguro y el rubio ese se fue más que satisfecho, pero cada minuto que duró envistiéndolo, no paró de imaginar que era cierto monegasco y eso lo tenía en una situación desesperante.

Si bien cuando ingresó a Ferrari tenía una novia, meses después de conocer a profundidad a Charles tuvo que dejarla puesto que desarrolló sentimientos por él en cuestión de semanas. Por supuesto no dió la versión real a su ex pareja, se excusó con que estar en Ferrari lo mantenía fuera de sí como para sobrellevar una relación buena, sabiendo que no era precisamente Ferrari quien lo traía como loco.

Sacó el arma más peligrosa cuando se está en estado de ebriedad, buscó entre sus contactos y lo llamó. ¿Era muy pronto para pedirle disculpas?

Si, era muy pronto debido a que el menor no tomó la llamada y Carlos, estando ligeramente consciente, entendía las razones a la perfección. ¿Y si había arruinado su rostro y le quedó una marca de por vida? Lo seguiría queriendo, pero no se perdonaría arruinar semejante rostro.

Soltó un suspiro cansado y después de empinarse un último trago, pagó y salió del lugar tambaleándose hasta dar con el chico del parking el cual dudó en darle las llaves, pero después de que Carlos insistió, las obtuvo.

TIRANDO EN DIRECCIÓN OPUESTA | CHARLOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora