CAP 17 - flama de vela

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You and me lighting by the candle flame

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Todos estaban eufóricos celebrando la unión entre el español y el británico, todos excepto un monegasco que había decidido hacer una fiesta en las afueras de la ciudad.

Carlos tomaba a Lando de la cintura y danzaba de un lado a otro al ritmo de los violines que armonizaban el momento. Fingía una sonrisa ante todos los presentes y soltaba un par de lágrimas de cocodrilo transmitiendo emotividad; una actuación magistral.

—Me podría quedar así para siempre —habló Lando recargando su cabeza en el pecho del español sin dejar de moverse —esto es Perfecto.

Carlos sonrió depositando un beso en la frente del menor; el reflector los mantenía como el centro de atención y podía ver la emoción en las miradas de sus compañeros. Al final lo había logrado, al final había cumplido su promesa.

Mentiría si dijese que algún día dejó de pensar en Charles, pues siempre buscaba la manera de mantener esos ojos verdes en su mente.

Las noches que pasó llorando después del desplante de Charles eran incontables. Lloraba con cautela, se mantenía fuerte ante los ojos de sus amigos y su novio, pero en las noches largas sufría y se ahogaba en sus propias lágrimas.

Vivir herido de amor era un sufrimiento, una sensación de impotencia; algo que el español no había experimentado con anterioridad y que le quemaba por dentro.

No obstante, Carlos había hecho su vida sin el monegasco; por supuesto que tenía un plan B y era algo que le agradecía a Charles. El menor siempre le mencionaba tener alternativas a planes principales en caso de que este fallara.

—Un aplauso para nuestra pareja —el maestro de ceremonia hablaba con efusividad —pero ahora es momento de que partan a su nueva vida como cónyuges.

Carlos le dio una vuelta a Lando y unió sus labios en un beso para recordar. Sus lenguas luchaban por tener el control y no se acoplaban para nada, Charles siempre era el punto de referencia y había dejado la vara muy alta.

Se separó del rizado y lo tomó de la mano para salir del lugar donde era llevada a cabo la ceremonia. Eran ya las doce de la noche y la pareja debía partir a su luna de miel.

Ambos habían decidido contraer nupcias durante el periodo vacacional de verano para no interferir con las carreras, claro que esto último era un poco inútil pues solo podían aspirar a un tercer lugar, esto debido a que el monegasco controlaba la tabla de posiciones y Hamilton le seguía aunque había una distancia notoria entre ambos.

Charles tenía el campeonato en el bolsillo nuevamente; la historia se repetía, pero esta vez Carlos estaba fuera de la ecuación ya que, con trabajos y sumaba puntos en su antigua escudería manteniéndose en un agobiante quinto lugar detrás de Checo.

Dentro de él, no quería darle tanta importancia a las acciones del monegasco y así seguir con su vida, pero no podía evitarlo; para su mala suerte, Charles Leclerc había dejado una marca que, ni con el paso del tiempo, jamás iba a lograr borrar.

Lando reía mientras corrían por la recepción del lugar donde era llevada la celebración, todos los seguían detrás de ellos para presenciar el momento en el que ambos pilotos huyesen al destino paradisiaco en el que consolidarían su luna de miel, sus primeras vacaciones como esposos.

TIRANDO EN DIRECCIÓN OPUESTA | CHARLOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora