CAP 25 - Jamás uno sin el otro

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And at every table, I'll save you a seat, lover
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Después de su exhaustiva clase de anatomía en la bodega, decidieron volver con dos botellas de vino y una de tequila, cortesía de Checo cuando fue de visita a esa cabaña y llevó una caja de dicha bebida.

—¿Ahora dejarás de posponer la conversación que te he estado pidiendo los últimos días?

—te prometo que hoy, después de convivir con tu familia hablaremos bien la cosas, pero no hay necesidad que te agobies —le regaló una sonrisa cómplice —si bien quiero tocar temas sensibles y eso, presiento que terminará bien.

—¿Tan bien como terminamos ahora?

—Incluso mejor —se mordió el labio.

Carlos sonrió cómplice y antes de adentrarse a la casa, le robó un apasionado beso al monegasco.

Estaba feliz, estaba listo para poner toda su vida en orden y poder darle a Charles lo que siempre quizo y siempre se ha merecido; amor, estabilidad y alguien que esté en sus mejores y peores momentos.

Cogió aire y entró detrás de Charles, si era cierto lo que el monegasco le comentó, era momento de hacer las cosas bien.

—les diré todo —le susurró en el oído al monegasco.

Charles lo volteó a ver con sorpresa y por su expresión, Carlos tenía luz verde para confesarse ante su familia.

Todos celebraron la llegada del par pues habían tardado su momento. Carlos explicó con detenimiento que se habían quedado a conversar unas cosas que tenían pendientes, si bien era una mentira, era momento de ser honesto con todo lo demás.

Dejó las botellas en el comedor —Tengo algo importante que decirles —retrocedió con lentitud y buscó la mano de Charles.

Todos estaban expectantes y claramente sorprendidos de los movimientos del español. Carlos podía sentir las miradas de todos en el nudo que formaban las manos de ambos.

A la lejanía venía a su primo, este le sonreía y hacía gestos extraños tratando de expresar su apoyo. Carlos sonrió y agachó la cabeza.

—Charles y yo fuimos pareja.

Cualquier ruido desapareció, incluso aquellos que no provenían dentro de la casa, es como si todo el mundo se puso de acuerdo para guardar silencio para la confesión.

Tanto Carlos como Charles detallaron lo que había pasado entre ambos, desde sus interacciones con indirectas, hasta sus confrontaciones.

El tema de Lando fue algo que igual se tocó y, como esperaba, se ganó la desaprobación de sus padres con comentarios como:

—Yo no te eduqué así.

—Espero y le hayas pedido una disculpa a Lando.

Carlos se excusaba diciendo que en todo momento pensaba en Charles y que solo estuvo con Lando para no estar solo. Sus ojos transmitían esa tristeza, arrepentimiento genuino.

Confesó lo estúpido que fue y como los celos lo consumieron en más de una ocasión. Las malas decisiones que tomó y las incontables veces que lastimó a Charles con su ambición.

Carlos se sentía como aquella ocasión en la que salió del clóset cuando les comento de su compromiso con Lando y es que la primera vez que estuvo con el británico lo mantuvieron bajo la sombra.

Al terminar su discurso, el silencio reinaba en la sala, no esperaba su aprobación o su aceptación; al final de cuentas ya era una persona adulta y la única opinión que le importaba, era la del monegasco.

TIRANDO EN DIRECCIÓN OPUESTA | CHARLOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora