CAP 18 - Noche de intervención

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"I have someone on my mind, but he has someone else in his phone"
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En la bulliciosa fiesta, la música retumbaba en las paredes y la risa llenaba el aire mientras Charles vivía su mejor momento o al menos eso creía él.

Entre risas y bromas, algunos comenzaron a notar al monegasco más apático de lo común. Notaron que estaba bebiendo más rápido de lo habitual y su comportamiento se estaba volviendo un poco más errático. Hamilton se le acercó con cautela.

—Char, amor —le susurró —creo que debes parar.

—Lew, Mon amour —Charles lo abrazó eufórico —viniste ¿y Nico?

—Después de ver cómo estabas tenía que venir a rescatarte —mencionó Hamilton retirando la copa de las manos del menor —Nico está en casa y tú vendrás con nosotros.

—Solo me estoy divirtiendo —arrastraba las palabras recargándose sobre Hamilton —no le hago daño a nadie.

—Te dañas tú mismo.

—¿Y el problema es...

—Que lo estás haciendo por despecho —le comentó con clara molestia —Amor, es momento de ir a casa, de verdad.

—Espera —Charles se separó de él, tratando de enfocarlo mejor —¿No estaban en la boda de Carlos?

—Nico estaba cansado y se fue a casa, yo vine en cuanto vi lo mal que la estás pasando —Hamilton lo acarreaba a la salida, en el camino saludaba a un par de conocidos limitándose a sonreír —no te puedes hacer esto.

—Pero ya te dije que no hago nada malo —dejaba relucir su comportamiento errático tratando de liberarse del agarre de Lewis —además, no me puedes decir nada; preferiste ir a la boda de aquellos en lugar de acompañarme.

—También son mis amigos.

—Y yo soy cualquier pendejo, seguramente.

Hamilton suspiró con pesadez —No voy a discutir contigo, vengo a ayudar —exclamó Lew —ahora vamos.

Ambos salieron del recinto, la prensa no se hizo esperar pues fueron bañados por una lluvia de flashes e interrogantes sobre el claro estado de ebriedad del monegasco y su ausencia en la catalogada "boda del año"

Subieron al auto de Hamilton y Charles recargó su cabeza en la ventana para tratar de recobrar energías y encontrar las palabras adecuadas pues sabía que Lewis le consultaría a cerca de la situación. No pensaba mentirle, no pensaba decirle la verdad tampoco; evadiría las preguntas como lo había hecho los últimos meses.

—Char, amor—Hamilton llamaba su atención y él seguía inmerso en sus asuntos —Vamos a mi hotel, hay otra habitación donde puedes quedarte.

—Si, da igual —comentó con un semblante serio.

—Escucha —Hamilton volvió a llamar su atención —tenemos un tiempo sin hablar de ese asunto y creo que no la estás pasando bien. ¿Quieres hablar?

—No hay nada de que hablar, Lew —Charles habló esquino –ese asunto iba a pasar tarde o temprano; era inevitable.

—Sabes que pudiste haberlo impedido.

TIRANDO EN DIRECCIÓN OPUESTA | CHARLOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora