Temporada 2

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TIRANDO EN LA MISMA DIRECCIÓN.

Carlos no volvió a ver a Charles desde el día de la celebración. Habían pasado muchas cosas al rededor de su vida y es que tomó la despedida de Charles como señal de no querer reintentar las cosas.

Por supuesto que no amaba a Lando, no le tenía más allá de un cariño por la pareja que fueron en algún momento, pero jamás se compararía con el cariño que generó por el monegasco.

Charles era su vida, su todo, pero entendía que algunas historias no tenían los mejores finales, por eso se resignaba a seguir con su vida y Lando era la salida fácil; sabía que lo que hacía estaba mal y era una falta de respeto a su persona, pero tampoco quería estar solo.

Ya llevaban un par de carreras de la nueva temporada. Charles había regresado a Ferrari con Hamilton y desplazando a Olli a Hass.

Charles Leclerc se había convertido en una bestia tanto dentro como fuera de la pista. Y es que para nadie pasó desapercibida la actitud que el monegasco había demostrado durante las entrevistas, conferencias, en la pista y en lo relacionado con su vida personal.

El sol de Mónaco, ese joven que tenía detrás un aura cálida y encantadora se había vuelto una bestia con un aura oscura.

Pasó de ser un rayo de luz a una lluvia de media noche.

Carlos estaba sorprendido por las nuevas actitudes de su ex pareja, llegaba a correr ganando todas las carreras, en las entrevistas se limitaba a responder de manera tajante y otras veces ni si quiera asistía.

Numerosas veces entraba a las redes del monegasco por curiosidad y se encontraba con la estrafalaria vida que llevaba el mismo, logrando denotar en los comentarios la sorpresa de sus fanáticos.

-¿Quien le hizo tanto daño a mi pequeño para que se comporte asi? :(

-Esto es una decepción amorosa, no tengo pruebas, pero tampoco dudas.

-Todo es culpa de Ferrari.

-Alguien sabe de dónde es esa camisa? 😍

Carlos río ante el último comentario pues contrastaba con todo lo que los demás comentaban. También sus compañeros no paraban de hablar de la nueva actitud del monegasco y es que, a pesar de que ganaba carreras, no asistía a las fiestas de los pilotos, en lugar de eso, hacia fiestas y la presencia de ninguno de los pilotos era requerida, excepto Hamilton.

Esas fiestas se volvieron las más exclusivas en cada gran premio y en las que solo asistían grandes celebridades.

Llamaban tanto la atención de las personas hasta el punto de no quistarse a la prensa de encima, logrando filtrarse como el monegasco repartía besos como pan caliente a cualquier persona que se atravesase.

Carlos se molestaba por cada acción del menor, pero no podía hacer nada. Él había creado un monstruo y era consiente de ello.

Miraba su sortija con melancolía. Estaba en la celebración de su boda y no podía evitar sentirse agobiado, no estaba disfrutando y Lando se había percatado del bajón emocional del español.

—Amor ¿todo bien? —le cuestionó Lando.

Carlos limpio sus lágrimas y conectó la mirada con su ahora esposo —Todo bien.

Sonrió.

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TIRANDO EN DIRECCIÓN OPUESTA | CHARLOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora