Capitulo II

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La fría y ultima de noche de hace diez años


Todo el mundo mágico lo sabía. 

"El Que No Debe Ser Nombrado" estaba cada vez más cerca. Cada vez más fuerte con sed y hambre de poder y de venganza. 

Magos, Brujas y Muggles dejaban sus hogares y huían a donde nadie pudiese encontrarlos porque nadie estaba a salvo en ningún lugar. Ya nada era a salvo.

Las enormes y altas puertas se abrieron de par en par dejando ver como en una gran y larga mesa se reunían un gran numero de Mortifagos

—Severus. Te estabamos esperando.

Quien acaba de ser nombrado se disculpo por la demora con una reverencia dedicada a Su Señor. Pasó su mirada por cada uno de los que estaban allí deteniendo su mirada en los más jóvenes en la mesa; Draco Malfoy, y los hermanos: Tom y Mattheo Riddle sentados cada uno junto a su padre. Si se los miraba con detenimiento se notaba la clara indiferencia y suficiencia de cada uno. No les interesaba estar allí.

El tema de la reunión era el mismo tema de siempre: Harry Potter.

 ¿Cómo lo mataría? ¿Cuándo lo harían? Y... ¿Quién lo haría?

Quiero ofrecerme para esta tarea. Quiero matar a Potter —se ofreció Bellatrix Lestrange—.

Opino que los herederos de Mi Señor deberían hacerlo —opinó alguien más—.

Pero todos guardaron silencio cuando el Señor Tenebroso levanto una mano.

Aunque tu sed de sangre me parece inspiradora, Bellatrix. Yo debo ser el que asesine a Harry Potter —dijo—. Mis hijos tendrán que completar otra misión por mi —finalizó y las miradas recayeron sobre ellos—.

La verdad es que nada en aquella conversación le interesaba a ninguno de los dos, estaban hartos y cansados de siempre la misma conversación, el tema de Potter los tenía hartos. Solo esperaban que lo mataran de una vez y poder seguir con sus vidas tranquilos.


Por otro lado, en el interior de algún bosque de lo más alejado caminaba una joven de cabello negro azabache había decidido ir por leños. El frió estaba siendo arrasador, como si el clima supiese lo que se avecinaba. 

Estaba volviendo a la cabaña cuando le pareció escuchar una rama quebrase a lo lejos. Se detuvo de golpe tratando de averiguar en que dirección había sido, pero no supó descifrarlo. A lo mejor fue algún conejo de nieve, había muchos de esos por ahí. Pero a unos pasos escuchó otro ruido, como unas hojas secas siendo sacudidas. Esta vez agudizo sus sentidos con más seriedad tratando de encontrar lo que sea que este por ahí. La paranoia era su gran compañía durante estos últimos tiempos. 

Dio vueltas sobre sus pies, solo veía nieve, arboles flacos y ramas secas por todos lados. Una vuelta más y muy frente a ella vio algo negro dándole tal susto que las leñas cayeron al suelo. Al alejarse por instinto pudo notar que "eso negro" se trataba más bien de alguien. De pie frente a ella, alto y de traje, con las manos en los bolsillos y su expresión sería. Lo reconoció y su susto desapareció dibujando una sonrisa en su rostro. 

Cortó la poca distancia que los separaba saltando a sus brazos rodeando su cuello y apoyando su barbilla en su hombro. Los brazos contrarios rodearon su cintura pegándola más, como si fuese una necesidad sentirse más de cerca.

El Brillo de sus Ojos | Tom RiddleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora