Capitulo IX

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El roce

La escena que ahora tenía al frente era incomoda.  

Hace unos segundo Katherine había salido corriendo hasta encontrarse con aquel desconocido a mitad de camino y me sorprendió más de lo esperado cuando el tipo dejo caer su maleta al suelo y con ambos brazos rodeo su cintura despegándola del suelo. Ella rodeo su cuello y el desconocido aprovecho para hundir su nariz en su cuello. Se dieron un fuerte abrazo y una estúpida vuelta riendo como si fuese una horrible película de romance. La dejo en el suelo sin sacar sus manos de su cintura y ella reía genuinamente feliz, completamente diferente a lo seria que estaba desde que me vio.  

Para mi sorpresa la niña también salió corriendo hacía él quien al fin soltó a la madre y se agachó para cargarla y abrazarse entre risas. 

¿Qué carajos estaba pasando? ¿Quién carajos ese tipo? ¿Y por qué carajos aún no baja a la niña?

—¿Cuándo volviste? —le preguntó Katherine—.

—Acabo de llegar del aeropuerto.

—¿Por qué no avisaste, pudimos haber ido a recibirte —agregó ella con la sonrisa de oreja a oreja—.

El desconocido giró su cabeza hacía mi y sus cejas pobladas se fruncieron haciendo notoria su confusión y luego miró a Katherine esperando a que ella le diera una respuesta. 

Quiero ver su cara cuando este también se entere...

—Es una larga hist...

—Es mi papá —intervino la niña interrumpiendo a su madre—

Hice un gran esfuerzo por no sonreír cuando conseguí el efecto esperado y aún más confundido miro a Katherine.

—¿Papá?

—Te explico luego —susurro ella—.

No hay nada que explicar. Este es el momento en el que suelta a mi hija y se va. 

—Ven agregó ella tomando su brazo y aún sin bajar a la niña se acercaron a donde yo estaba—. Theo, él es... Tom Riddle —presentó. Al instante él se giró a mirarla—. 

Con que me conoces... 

Guarde mis manos en los bolsillos de mi pantalón y me paré derecho mirándolo desde los pocos centímetros de altura que le sacaba. Se quedaron en silencio mirándose, como si pudiesen hablar solo con las miradas hasta que yo fruncí el ceño cuando él me extendió su mano. 

—Theodore Nott —se presentó y yo me quede mirando su mano como si fuera un insulto lo que estaba haciendo— 

Lo miré de arriba a abajo y luego a Katherine quien rodeo lo ojos a mi y miró a un lado. Decidí estrechar su mano solo para no quedar mal frente a la niña, pero ella no iba a notar si apretaba un poco de más. Lo hice y él apretó su mandíbula mirándome con absoluto recelo. 

Si que me conoces... 

Se formó un silencio pesado mientras que el idiota trataba de retarme con la mirada, como si significara algo y al parecer Katherine estaba sintiéndose incomoda, por lo que decidió intervenir tomando el brazo del desconocido. 

—Creo que será mejor que entremos, es tarde.

—Si, será mejor que si —respondió devolviéndole la sonrisa—.

—Adiós, Tom —se despidió la niña sacudiendo una mano mientras que con la otra se sostenía del cuello del desconocido—

—No olvides terminar el libro —respondí y ella asintió—

El Brillo de sus Ojos | Tom RiddleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora