El Brillo de sus Ojos | Tom Riddle

Katherine Page, 4° piso del edificio sobre Carnaby Street

Antes de que rompas esta carta en pedazos y te deshagas de ella, te pido que por favor te tomes un momento para leer lo que tengo para decir. 

Debes saber que insistí en usar este medio tan anticuado ya que jamás atenderías mis mensajes ni aceparías verme para decírtelo personalmente. Sé que hablar conmigo es lo ultimo que querrías hacer, pero hay algunas cosas que necesito decir antes de marcharme.

Lo correcto creo que sería empezar por una disculpa. De hacer una lista de todas las cosas por las que debería disculparme contigo, no bastarían hojas y tinta, pero supongo que empezaré por los hechos más delicados y los que más me has remarcado desde que volvimos a vernos.

Hace una década te he hecho promesas que nunca cumplí; te juré hacer hasta lo imposible por tener un futuro juntos, te juré protegerte y estar contigo sin importar lo que pasase, pero falté a mi promesa y te abandoné, dejándote sola en el momento en el que más nos necesitábamos. 

Sé que en más de una ocasión te he dicho que así debía ser, dejándote a la duda de que jamás me arrepentí de haberlo hecho. Pero debes saber que durante los años que llevo de vida jamás me he arrepentido de algo, tanto como me he arrepentido de haberte abandonado. Dejarte esa noche fue la decisión más difícil que he tenido que tomar en toda mi vida y confieso que he luchado con todas mis fuerzas contra mi mismo ante el deseo de permanecer a tu lado. Pero debía hacerlo. Jamás quise dejarte como si todo lo que habíamos vivido no significara nada, la razón por la que tomé la decisión de irme, fue porque sabía que de haberte llevado conmigo te habría arrastrado a una vida infeliz, condenada a vivir huyendo, mintiendo y asesinando a quienes intentaban asesinarte. Te conocía lo suficiente como para saber que si te lo decía, habrías huido conmigo sin dudarlo y estuve tentado a permitirlo solo por mantenerte a mi lado el resto de mi vida, pero no podía ser egoísta y arrebatarte tu vida y tu futuro, no a ti. 

Recuerdo esa noche en la cabaña cuando me hablaste de tus sueños para el futuro, querías vivir una vida plena y rodeada de personas que amaras y te amaran, una vida de las que tus padres se habrían sentido orgullosos. Decías con un magnifico brillo en tus ojos que querías recorrer el mundo juntos y al llegar a viejos, vivir en una cabaña alejada de todos y envejecer juntos. Esa noche me habías preguntado cual era mi sueño y te respondí que no tenía ninguno. Y era verdad, durante los años junto a mi padre no se me permitía soñar, pero esa noche, cumplir tu sueño se convirtió en el mío, Katherine. Y estaba dispuesto a sacrificar lo que sea por lograrlo. 

La ultima noche en la cabaña juré que volvería por ti, que me esperaras y viviríamos esa vida que habías soñado, pero no fue así. Todo pasó tan rápido y de un momento a otro estaba parado delante de ti con mi varita apuntando a los restos de mi padre. 

Quiero aclararte que jamás te culpe a ti por lo que sucedió esa noche, no existe otro culpable más que mi padre sufriendo las consecuencias de sus deseos egoístas. Pero te aseguro que el rencor que crees que siento hacía ti jamás fue real. Solo no soportaba el dolor de saber que la única familia que me quedaba había muerto a mano de sus propios hijos, pero jamás te creí culpable de su muerte, tu hacías lo correcto al intentar detenerlo, de haber sido valiente y haberlo detenido yo mismo, tal vez esto jamás habría pasado. 

Supe cual sería la vida que nos tocaría vivir luego de todo lo sucedido y sabía que no podía arrástrate conmigo. Fue por eso que tomé la decisión de irme y no volver, para darte la oportunidad de tener una vida que junto a mi no habrías conseguido. Darte la oportunidad de vivir libre y recorrer el mundo, que conocieras a alguien mejor, que te casaras y tuvieras esa cabaña alejada y envejecer junto a alguien que te mereciera. Todas las veces en las que estaba al borde de la locura me convencía a mi mismo de que así lo harías. Lamento que las cosas no hayan ido como esperaba.