Capitulo XVI (pt. 2)

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Desconocidos

Más tarde, luego de haber ayudado a Maddison, aún faltaba tiempo para la cena, así que había decidido tomarme una ducha, por lo que ahora me encontraba sumergida en el agua caliente disfrutando la sensación.

Si, admito que me tomé más tiempo de lo necesario en la bañera, pero se sentía tan a gusto que no quería salir aún. Me excusaré diciendo que aún sentía frío hasta los huesos por haber salido casi sin nada al patio. Cerré los ojos y me deslicé por la bañera dejando la cabeza apoyada al borde cerámico con la idea de solo relajarme, pero hice una mueca de hastió cuando escuché mi teléfono sonar desde el lavabo. El artefacto estaba cerca de la puerta así que no alcanzaba a estirarme y tomarlo y tuve que salir del agua y me envolverme con una toalla y tomarlo.

Como tardé en llegar, la llamada se había colgado. Pero mi molestia se esfumo al ver que se trataba de Theodore.

Me aferré a la toalla y salí del baño a la habitación mientras marcaba su numero y llevaba el móvil a mi oreja. Al segundo tono descolgó.

-Por un momento pensé que te habían secuestraron -dijo con tono bromista-.

-Lo siento. Estaba en la ducha justo cuando llamaste. Lamento no haberte llamado antes.

-No te preocupes, bella -dijo comprensivo-. ¿Cómo estas?

Le conté lo poco que había pasado desde las horas en la que había llegado, como era el lugar y él escuchaba atentamente haciendo preguntas de vez en cuando. Él me contó que ya estaban Italia, y me contó sobre su familia, al final agrego que me extrañaba.

-Han pasado solo unas horas -dije entre risas mientras abría el placar y buscaba que me pondría-.

-Unas terribles horas -corrigió-.

-Pues roguemos que pasé ráp...

Unos golpes que llamaban a la puerta me interrumpieron y pensando que podría ser Maddison acordándose que tiene madre, me disculpé con Theo y me acerqué a la puerta pegando el aparato en mi pecho. Pero me quedé helada cuando al abrir la puerta no era Maddison quien estaba del otro lado y mi cuerpo se tensó al ver a Tom de traje con una mano recargada en el marco de la puerta. Y YO EN TOALLA.

La madre que me pario.

Un escalofrió me recorrió la columna cuando de la sorpresa él arqueo una ceja y me dio una repasada lenta y completa de pies a cabeza, deteniéndose unos segundos más en distintas zonas.

Cuando escuché la puerta realmente esperaba que sea mi hija y por eso no me molesté en cambiarme aún. Jamás se me habría imaginado que sería él. Él no decía nada y solo se me quedó viendo y mi nerviosismo crecía más con el paso de cada segundo y solo quería que se fuera. Apreté el aparato más fuerte contra mi pecho y sujetando con más fuerza la única cosa que me cubría y traté de reunir fuerzas de donde las hubiese para hablar yo.

-¿Que sucede? -me escuché preguntar-

Mis ojos fueron a su cuello cuando vi que la nuez de su garganta subía y bajaba al tragar saliva y se reincorporó soltándose del marco de la puerta y guardo sus manos en sus bolsillos y carraspeo seco.

-Llegaron los demás y la cena estará lista en un momento -informó-

-Okey. Bajaré en un momento -respondí-.

Tom solo asintió y con todo el descaro volvió a darme una repasado y yo aparté la mirada sintiendo como el calor comenzaba a subir a mis mejillas. Sin decir más nada cerré la puerta casi que en su cara y no me di cuenta que estuve conteniendo la respiración hasta que solté una larga exhalación.

El Brillo de sus Ojos | Tom RiddleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora