Capitulo XIV (pt. 1)

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Con un Baile...

Diciembre...

Para está época del año tenemos la inventada tradición de que cada año, una semana antes de Navidad, vamos todos a cenar al restaurante mágico del centro de la cuidad, ese que todos los años gente de todo el mundo viaja para tener una reservación en el increíble, mágico y lujoso Bon Apttetit.

Y hoy era el día.

De las épocas del año, este día era de mis favoritos, salir con amigos, mi hija, comer, pasarla bien. Pero este año en particular, estuve toda la semana rogando que este día no llegase. 

Ha pasado exactamente una semana desde que Maddison le envió la carta de invitación a Tom y Mattheo. Por supuesto, primero habíamos hablado con los demás que asistirían a la cena y consultar si ninguno tendría problema. Por supuesto, ninguno estuvo de acuerdo al principio, pero fue la misma Maddison quien se encargo de hablar con ellos y suplicarles que aceptaran. Como era de esperarse, solo necesito hacerle ojos de cachorro a Lorenzo para que aceptara bajarle las estrellas si se lo pidiese. Luna dijo que a ella no le agradaba la idea, pero si era lo que ella quería y yo no estuviese en desacuerdo, lo aceptaría. Theo, por otro lado, la noticia no le pareció para nada agradable y se negó por completo. Trató de convencerme de todos los puntos negativos que tendría esta reunión, que nos arruinarían la noche y la cena. Yo le aseguré que estaba de acuerdo, pero que debíamos aceptarlo porque era lo que Maddison quería.

Luna era la que me peguntaba todo el tiempo como era que podía estar tan tranquila al respecto, pero la verdad era que tranquila no estaba nada. Trataba de mantenerme positiva convencida de que se negarían a asistir a una reunión así, sobre todo Tom que es el Grinch personificado y odia todo tipo de celebraciones. Pero todo dio un giro inesperado cuando la respuesta llegó solo horas más tarde escrita por mano de Mattheo asegurando que estarían felices de asistir a la cena y agradecían por la invitación, ambos estarían allí.

La cara de Theodore al momento en el que Maddison leía la respuesta en voz alta y feliz, no fue para nada agradable —también se había convencido de que se negarían—. Pero luego de hablar, terminó por aceptar con muy pocas ganas, porque era lo que ella quería.

—Tienes razón —dijo él al otro lado de la linea—. No tiene sentido darle la importancia que no tiene.

—Exacto —asentí mientras le daba la vuelta a unos panqueques para el desayuno—. Es solo una cena.

—Tienes razón. Lamento sonar como estúpido —se disculpó—. Es solo que, ya sabes, su presencia me es incomoda y molesta. No me agradan para nada. 

—Para todos —concordé—. Pero es su padre y si ella quiere compartir una ocasión así con él, no podemos intervenir —solté un largo suspiro— 

—Lo sé. Debo dejarte —avisó también suspirando—. Terminaré esta guardia tan rápido como pueda y pasaré por ustedes en la noche para ir al restaurante, ¿okey?.

—Me parece perfecto. Te veré esta noche.

—Te quiero, bella

Mi estomago se retorció y mi garganta se cerro al escucharlo decir eso último. Quedé en silencio un momento hasta que caí en cuenta de que aguardaba mi respuesta del otro lado.

—También yo.

Sin decir nada más colgué la llamada y deje el celular sobre el mesón de la cocina. Por alguna razón di una bocanada de aire y lo solté pesado.

Últimamente cuando escucho salir esas dos palabras de la boca de Theodore se siente muy extraño. No entiendo porque si ya nos lo hemos dicho muchas veces desde hace tiempo, pero saber que ahora tiene una nota diferente, hace que se sienta diferente. Y no digo que sea malo, ni tampoco sé si es bueno, solo sé que es diferente y necesitaré tiempo para acostumbrarme.

El Brillo de sus Ojos | Tom RiddleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora