Capitulo XV

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Peligrosa invitación (+18)


Lunes, lunes, lunes...

Lunes por la tarde, exactamente dos día después de la cena en el restaurante mágico, y de todo lo que ocurrió después....

Estaba en mi oficina, sentada en el alfeizar de la ventana que daba a la ciudad viendo como la nieve comenzaba a caer sobre Londres que sumada a las decoraciones y la musical de los locales y artistas callejero, le daban esa típica aura y ambiente navideño que pone de buen humor a cualquiera, pero no estaba siendo mi caso. A penas comenzaba la semana y yo estaba de mal humor y se debía a una cosa en particular: Solv. Y no tengo nada en contra del pobre animal, incluso me agrada. Es un hermoso y amigable Granian que no tiene la culpa de nada.

Pero si tengo mucho en contra de los Riddle que es gracias a ellos que todavía lo tengo en mi casa ensuciando y haciendo ruido por lo incomodo que está en su pequeña jaula.

Esa noche del sábado habíamos quedado en que participaríamos en el maldito baile porque Tom se comprometió a que al otro día se llevarían a Solv y Mattheo se encargaría de trasportarlo e instalarlo en Noruega. Pero yo que soy tan idiota y sigo confiando en la palabra de Tom y Mattheo Riddle, que me han demostrado que son las personas en quienes menos debo confiar.

La mañana del domingo cuando estaba lista para que se lo llevaran, Mattheo me llamó avisando que no podrían llevárselo ese día ni en los próximos días de la semana. ¿La razón? Supuestamente el Ministerio Noruego les encargó un trabajo importante que surgió de imprevisto y debieron ir a Rumania esa semana. Y les ordenaron ir a Noruega el fin de semana, en Navidad. 

Era lunes por la tarde, dos día después de la cena en el restaurante, y de todo lo que ocurrió después. Nunca me arrepentí tanto de algo, como me arrepiento de haber aceptado esa cena. A penas comenzaba la semana y yo estaba de mal humor. Todo se debía a una cosa: Solv.

Y no tengo nada en contra del pobre animal, incluso me agrada. Es un hermoso y amigable Granian que no tiene la culpa de nada. Pero si tengo mucho en contra de los Riddle que es gracias a quienes todavía lo tengo en mi casa ensuciando y haciendo ruido por lo incomodo que se siente en su jaula.

Esa noche del sábado habíamos quedado en que participaríamos en el concurso porque Tom se comprometió a que al otro día, el domingo, se llevarían a Solv para que Mattheo se encargara de trasportarlo e instalarlo en Noruega donde estaría cómodo. Pero yo que soy tonta sigo confiando en la palabra de Tom y Mattheo Riddle que me han demostrado que son las personas en quienes menos debo confiar.

En la mañana del domingo cuando ya estaba lista para que se lo llevaran, Maddison ya se había despedido y llorado, Mattheo me llamó para avisar que no podrían llevarse a Solv ese día ni en los próximos días de esa semana. ¿La razón? Supuestamente el Ministerio Noruego les había encargado un trabajo muy importante que surgió de imprevisto y que debieron ir a Rumania durante esa semana. Y sin estar satisfechos, les ordenaron que volvieran a Noruega el siguiente fin de semana, en Navidad. Dijo que habían tratado de negarse o posponer el trabajo, pero era algo de gran importancia que estaba por sobre ellos, así que no podían negarse. Y eso si les creía. Como parte del Ministerio sé que tan imprevisto y demandante puede ser cuando se requiera. Y he oído que en Noruega son mucho más estrictos.

Aún así trate de tomarlo como una buena noticia. Debían irse a Rumanía una semana y después a Noruega. Me emocione al pensar que al fin me libraría de ellos durante un tiempo.

Pero la vida esta tan fascinada en hacérmela difícil y en turbarme la paz. Y fue hasta este momento lo confirme.

Mientras miraba por la ventana mi teléfono vibró sobre mi regazó en una llamada. Extrañada lo volteé viendo que era Mattheo tratando interrumpir mi poca paz. Rodeé los ojos y no le respondí hasta que la llamada se colgó, pero maldije cuando automáticamente volvió a sonar otra vez. No quería hablar con él, no quería escucharlo. Pero sabía que si no le atendía seguiría insistiendo hasta que lo hiciera. Es Mattheo, no se queda con un no como respuesta. 

El Brillo de sus Ojos | Tom RiddleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora