Capitulo XIII

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Recuperaré lo que es mío...

Mi pie golpeaba repetidas veces contra el suelo de madera, con la mirada sería observaba a la ventana a mi costado mientras que en mi cabeza no dejaba de repetirme lo idiota que había sido. 

Un completo idiota. 

Apreté mi mano en el apoya brazos tratando de contenerme hasta que una voz me regreso a la realidad. 

Tom! Hører dere meg?
(Tom! ¿Me estas escuchando?)

Ja. Her er jeg, Karlsen
(Si. Aquí estoy, Karlsen)
—respondí volviendo a la vídeo-llamada a la cual no le prestaba atención—

—Mira, muchacho —habló el Karlsen del otro lado de la pantalla frotándose los ojos con el pulgar y el índice, como con frustración—. Entiendo que tengas asuntos muy importantes que resolver en Inglaterra. Y sé que les dije que estaba bien que se quedaran allí un tiempo, pero no pueden ausentarse del Ministerio Noruego por tanto tiempo. Además, últimamente estas muy distraído. Necesito que tu y tu hermano vuelvan, aunque sea por unas semanas, hasta que las cosas se calmen.

—Lo sé. Pero como dices, este es un asunto muy complicado. Necesito quedarme más tiempo. Sabes que nos encargamos de todo perfectamente desde aquí.

—Que Zabini los cubra no quiere decir que hagan un buen trabajo, pero eso no importa. Desde que se fueron tengo a todo los jefes encima. Sabes que piensan de ti y del idiota de tu hermano. Aún están sobre ustedes, ¿te has dado cuenta de que los siguen incluso desde donde están ahora? —preguntó con el ceño fruncido—.

—Lo sé —volví a asentir recargándome en el respaldo de la silla—. Ni siquiera son capaces de ocultarse correctamente. Pero no hay nada de que debas preocuparte.

—Con ustedes siempre hay que preocuparse —negó con la cabeza como si fuera caso perdido—. Dile al inútil de tu hermano que si no me contestes las malditas llamadas de una vez haré que traigan su maldito culo hasta aquí y que lo encierren en cualquier oficina y que se pudra allí —amenazó señalándome como si fuera mi culpa—.

—De hacerlo, me harías un enorme favor —respondí soltando un largo suspiro frotándome las cienes— Hablaré con él

Farvel, Riddle.
(Bueno. Adiós, Riddle)

Farvel.
(Adiós)


No esperé a que diga nada más y apreté la larga barra espaciadora colgando la llamada y de mala gana cerré la pantalla de la laptop para luego girarme hasta quedar de perfil a la ventana redonda del despacho, apoyé un codo en el apoya brazos y cerré los ojos con fuerza frotándome la cien.

La cabeza me duele como los mil demonios.

Miré la hora en el reloj de mi otra muñeca y suspiré. 

Ocho de la noche

Lo que quiere decir que la estúpida reunión duró dos malditas horas.

Si bien los domingos no se suele trabajar en el ministerio, hoy hubo una excepción y el director había convocado a una reunión a todos los jefes para tratar temas con urgencia. Como no estaba en Noruega, claramente, tuve que asistir por una video-llamada en contra de mi opinión.

Es estúpidamente increíble como la tecnología había llegado incluso hasta nuestro mundo. Teléfonos celulares, autos modificados, laptops... Yo lo detestaba, pero en momentos como estos en los que no quería viajar, no le molestaba acceder a ellos.

El Brillo de sus Ojos | Tom RiddleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora