Los días, semanas y meses pasaron. Durante todo ese tiempo, wakasa no había recibido información del paradero de _________. Tenía muchas opciones para buscarla, pero una vez que la encontrará... ¿Que le diría? ¿Ella lo perdonaría? ¿Volverían?.Esas y otras preguntas no tenían respuesta todavía.
Primero, el tendría que cambiar para demostrarle a su preciada _________ qué era el hombre que ella se merecía.... Tal vez no lo aceptaría en su vida como su pareja, pero al menos quería disculparse por ser un imbécil con ella, y ya por último desaparecer de su vida
— diablos....— frotó sus ojos con la palma de su mano. Había gastado toda su energía en las últimas noches por la búsqueda de la femenina. Sin recibir algo positivo — ¿donde te habras metido?...
— wakasa — una joven de cabello corto platinado entro a la oficina del mayor. Detrás de ella venían varios hombres bajo su cargo — no hay nada... Buscamos por todos lados... Pero no hay rastro de ella.
— gracias por ayudarme en esto, senju — agradeció sin mucho ánimo el bicolor.
La menor hizo una mueca al ver como el amigo de su hermano estaba muy pálido y con ojeras bajo sus ojos.
Hizo una señal con sus manos para que sus ayudantes se fueran y los dejaran solos.
— wakasa — se acerco a él — _______ lleva desaparecida desde hace ocho meses.... Sonara un poco malo si lo digo, y lo digo como alguien que también era cercano a ella... ¿No crees que es mejor olvidarse de ________?
— senju.... — por primera vez en su vida el se dio cuenta de lo mucho que tenía razón una persona. Odiaba admitirlo, pero el saber que me hizo daño a una alma pura y bondadosa, era algo lo cual lo comía por dentro — tal vez... Tengas-
— ¡LA ENCONTRAMOS! — interrumpió uno de los ayudantes de wakasa — ¡la señorita ________ sigue aquí en Japón!
Un brillo apareció en los ojos del hombre. Por fin, después de tanto tiempo, sus esfuerzos habían valido la pena. La había encontrado.
.....
Trago duro y con un nudo de nervios en el estómago. Frente a el había una puerta de color negra. Una gran casa de color azul cielo, un patio de flores blancas muy bien cuidadas, y grandes ventanas que daban al interior.
Repaso nuevamente las palabras que se había aprendido en el camino a ese lugar. Eran disculpas las cuales venían desde lo más profundo del corazón.
— rápido, wakasa.
— voy. — si desperdiciar más tiempo, toco varias veces la puerta, alejándose un poco al escuchar pasos acercarse a la puerta — Dios...
La puerta se abrió, y el hombre soltó un respingo al ver a la persona que estaba buscando frente a él.
Los ojos de la fémina miraron con total impresión a su ex pareja. Podrán pasar muchos meses, pero el no había cambiado, en cambio ella...
— __________... — susurro su nombre por lo bajo. Sus ojos la miraron con ternura, admirando la belleza que la caracterizaba, ya la extrañaba. Pero al bajarlos a su vientre, se encontró con una sorpresa.
La mujer tenía un bulto bajo su vestido. Uno el cual lo hizo abrir los ojos de la sorpresa.
— t-tu...¿E-estas?