Draken

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Resumen — eres herida durante una pelea pero decides no decirle a ken.

Resumen — eres herida durante una pelea pero decides no decirle a ken

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— ¡hijo de Perra! — golpeaste al sujeto en el rostro.

La Tokio manji había tenido una pelea, la cual tu estabas, pero para tu mala suerte te había tocado con un tipo que al estar perdiendo contra ti uso un truco barato, usar una navaja para lastimarte. No salió bien para ambos...

— mierda... — tocaste tu abdomen, lugar donde estaba el corte, notando como sangre salía de esta — no pueden saber de esto....

Y con bastante dolor tuviste que retirarte de la pelea, la cual ya habías terminado.

— ¡______! — grito mitsuya, este se acercó a ti — ¿te encuentras bien?

Lo miraste, tanto su tono y su mirada era de preocupación, pero con una sonrisa negaste.

— sólo un poco cansada es todo, ire a mi casa a descansar

— okey, cuidate.

Sin ya no soportar el dolor te fuiste de ahí. Lo que no sabias era que cierto rubio alto miraba como te sujetaba el abdomen fuertemente y hacías el esfuerzo de no correr. frunció el ceño preocupado.

Durante el camino a tu casa, gotas de sangre caían al piso, al ser de noche era más difícil que se vieran.

— ¡por fin! — entraste rápidamente al baño.

Te quitaste la parte de arriba del uniforme quedado solo con el pantalón y una camisa blanca de tirantes, en donde estabas herida había una mancha de sangre que anteriormente era pequeña, pero ahora era un poco más grande.

— gasa, gasa, gasa, ¡no hay nada! — desesperada agarraste el poco papel que había — con esto será más que suficiente.

El sonido de la puerta siendo tocada te alarmó, sutilmente te asomaste y pudiste ver la cabellera rubia de alguien

¿Qué hace el aquí?....

Agarraste una sudadera y te la pusiste. Abriste la puerta para mirar al más alto.

— draken, ¿que haces aquí?

Sin decir algo entró, notaste que traía una bolsa consigo. Antes de reclamarle sentiste como te cargaba sobre su hombro.

— ¿¡HEY!? — avergonzada por aquello le empezaste a gritar— ¡Draken!

Silencio

— ¡KEN!

— ¿por qué no me lo dijiste? — hablo seriamente y con tono demandante.

—¿ah?

— qué estabas herida.

Mierda...

¿no se de que hablas? — mentiste

El solo suspiró.

Sabía que eras terca y no querer verte débil, queriendo hacer todo sola...

Al llegar a tu habitación te recosto suavemente en tu cama, tenerlo sobre ti era una vista increíble y que solo tu podías tener... ¡Pero no era el momento para eso!

Pidió permiso para quitarte la sudadera, lo hiciste. Sacó de la bolsa unas vendas, un paquete de gasas y algodón.

Paso suavemente el algodón por la herida, soltaste varios quejidos, podías soportar el dolor pero el frío de sus manos no ayudaban. Al final cubrió el corte con una gasa y vendas

— listo

Miraste el buen trabajo que hizo para sanarte.

— gracias...

No tuviste el valor de mirar a tu novio después de haberle mentido. Si algo era importante en la relación era decir la verdad y no mentir...

Te hiciste bolita en tu cama, eso hizo sonreír a ken por lo adorable que te veías. Sentiste cómo a lado de tu cana se hundía lentamente para que después unos fuertes brazos te abrazaran por la cintura, atrayendote a su pecho de firma protectora.

— eres fuerte... Pero no me gusta verte lastimada, y mas que no me lo digas — susurro mientras acariciaba tu cabello.

— perdón.

Le diste un beso lleno de cariño en la mejilla para después acomodarte y poder abrazarlo como se debía.

Enserio lo amabas y el a ti igual...

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𝐎𝐍𝐄 𝐒𝐇𝐎𝐓𝐒-𝒯ℴ𝓀𝓎ℴ ℛℯ𝓋ℯ𝓃𝓰ℯ𝓇𝓈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora