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Sin duda alguna, ser una miembro de una de las pandillas más peligrosas de todo Japón era algo cansado, pero divertido a la vez.
—hay no puede ser....
Vistes cerca algo que te causó gracia.
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Ran le estaba levantando el dedo del medio a sanzu.
—con que muy valiente, ¿eh? —sanzu estaba enojado
Por tu parte eras alguien sería dentro de la pandilla, pero eso te causó mucha gracia, pero tu orgullo no lo permitiría.
—¿que sucede? —te acercastes a ellos.
—es ran —suspiro cansado rindo —no deja de molestar, y no e dormido nada en los últimos días por andar cuidandolo.
—dame al idiota —el bebé te miro ofendido —no te hagas el difícil ran —rindo te dio a su hermano —yo lo cuidare, tu ve a dormir.
—¿segura?
—si —el solo salió del lugar dejándote con el pelirosa.
—¿que? —preguntastes al notar como te miraba.
—¿ahora te gustan los bebés?, ¿no habías dicho que no querías hijos?
—bueno —te sentaste en el sofá de la oficina —será divertido tener que cuidar a ran hoy.
El menor solo mirababa al de cicatrices, se le ocurrió una cosa en la mente para molestarlo.
Al estar en tus brazos puso su cabeza en tu pecho oliendo el perfume que tenías, miró al más grande con una sonrisa burlona.
—ara, que burlesco salió el ran —Mirastes como se aferraba a ti —¿no lo crees, sanzu?
El no respondió.
Tenia una mirada asesina sobre el menor.
—¡¡SANZU!!
—¡¿QUE?!
—deja de mirar al niño asi idiota, lo asustas!.
—¿ah?
Ran comenzó a llorar para llamar tu atención,solo lo abrazaste más a ti.
—y tu también deja de hacer dramas haitani.
Pero que linda familia eran.
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