—Necesito que hablemos fuera de esta casa. — habló Milk entre dientes mientras abrazaba a Raditz. — Este lugar tiene demasiadas cámaras.
Raditz hubiera podido no tomarla por la cintura mientras ella lo abrazaba pero tenía que admitir que el contacto humano con esa mujer en especifico era divertido.
Él Saiyan soltó una risa maliciosa y casi rasposa que se escuchó en su garganta.
—¿Qué es lo que te preocupa a tal punto que quieres encontrarte conmigo fuera de esta mansión? Eres básicamente la mujer que lo tiene todo ¿Qué necesitas tú de mi?
Raditz conocía la respuesta pero insistía, era divertido jugar con Milk.
—Ya casi termina mi jornada de trabajo. Recojamos lo que debamos y salgamos de aquí.
Necesito dialogar sobre esto con alguien a quien le tenga confianza.
—Tengo la respuesta perfecta para tu requerimiento, Milk. ¿Sabes a quién necesitas? A tu marido.
Ella lo miró con desprecio. Pero no dejó de tratarlo como a su marido, como a compañero en el delito.
—Irè a poner unas cosas en su lugar y a cerrar habitaciones. Te espero afuera para que conduzcas esa maldita camioneta.
—Tus deseos son órdenes. — contestó él en tono burlón. Y ella en respuesta le envío un beso volado que no encajaba nada con la expresión de asco en su rostro.
Raditz se dio a la tarea de hacer lo mismo.
Ultimar detalles y quitarse objetos que a esas horas de la noche no hacían más que incomodarle.
Se deshizo de la corbata pero se dejó el uniforme blanco y negro de guardaespaldas. Después tomó dirección al patio en donde se encargó de abrir la puerta del copiloto de la camioneta y subir él al asiento del piloto.
Desde ahí vio caminar a Milk acercándose cada vez más al vehículo y puso en marcha la camioneta justo cuando ella cerró la puerta.
—Vamos a algún sitio privado. No quiero que este hombre pueda ver nada por si decide seguirnos.
—Has dejado encantado al padre de Videl. — comentó Raditz solo para hacer enojar más a Milk.
—Ese tipo es un...— empezó diciendo su cuñada.
—Cabeza fría. — le dijo Raditz sin más.
Atendiendo las instrucciones de la esposa de su hermano, Raditz condujo hasta un motel. Un lugar escondido y oscuro.
—Estás de acuerdo con que el tipo es un estúpido ¿No? — preguntó a la dama mientras esperaban a que las rejas se abrieran para ingresar con el vehículo.
—Sí. — confirmó ella.
—Bien, entonces con lo cobarde que es, si te sigue, pensará dos veces si quiere de verdad ingresar a una zona como esta.
—De cualquier forma si me canso de él podría solo pedirte que lo mates.
—La estúpida nobleza de mi hermano te ha hecho creer que todos los saiyans actuamos tal y como una mujer que se piensa fuerte, nos lo ordena. Pero no conoces a un villano y será mejor que no juegues con él.
—Te pagaría todo el dinero que quisieras y con eso podrías tener una muy buena vida en este planeta que tanto detestas. Así que me amenaces cuando esto se trata de un ganar ganar.
Raditz no dijo nada y se centró en estacionar el vehículo para luego bajar y esperar a que su acompañante descendiera también.
De vez en cuando al ir caminando, Milk miraba de un lado a otro para cerciorarse de que no había nadie siguiéndolos.
Raditz por reflejo también se aseguraba pero sin obviar el hecho.
Una vez que estuvieron en el interior del motel, Milk habló primero, pidiendo la mejor habitación que pudieran tener disponible en ese momento.
Cuando tuvieron la llave en su poder, ambos entraron al elevador.
—Quien iba a pensarlo ¿No? — inquirió Raditz para fastidiarla. — Que una mujer tan decente y hogareña acabaría metida en un motel con alguien que no es su marido.
A Milk se le subió la sangre al rostro de la rabia que aquel comentario la hizo sentir.
—Estamos aquí para discutir un asunto, no para acostarnos, así que lo que dices no tiene sentido alguno.
Raditz se dedicó a mirar para otro lado sin darle importancia al comentario de la mujer.
Entrados en la habitación, ella se sentó en una esquina de la cama y él tomó asiento en un sillón individual frente ella.
Se sentó cuál príncipe en su trono, dominante, cómodo en extremo con su postura de "hombre que tiene siempre el control".
—Entonces...— inició él, abriendo de esta forma el diálogo con Milk.
—Es que...no quiero estar en una casa a solas con ese hombre.
—¿Armaste todo este embrollo por algo que podías expresarme en menos de cinco minutos y en cualquier lugar?
Milk volvió a sentir que la rabia la invadia.
—Necesitaba privacidad y poder hablar sin preocuparme de que alguien podría estar tratando de leer mis labios.
Te traje hasta aquí porque necesito que pongas cualquier pretexto para acompañarme a esa casa.
—Hacer eso sería algo muy idiota. — dijo el varón haciendo una pausa.
Ella solo bufó y se pasó ambas manos por el cabello, frustrada.
—Tienes al tipo donde lo querías. Incluso podrías usarlo como rehén para atraer a la tonta de su hija y matarlos primero a uno y después al otro.
Tu Gohan quedaría tan libre como siempre lo has querido.
Milk escuchaba hablar a Raditz mientras se mordía una esquina del labio inferior.
—Dos siempre serán mejor que uno. — aseguró el villano.
—Ummm — sopesó la fémina. — No lo sé.
—O bien puedes enamorar al viejo y hacer que tu hija se aleje de Gohan utilizando tu posición de poder como madrastra.
—¿Y dónde queda mi esposo en esto? — inquirió Milk haciendo un gesto con las manos que le dijera a Raditz que "pensara un poco".
—Tú esposo seguirá estando en casa tan preocupado de seguir fortaleciendose que ni siquiera notará que ya no eres su mujer.
Milk puso los ojos en blanco.
—Cuando utilizo el término de "esposo" no me estoy refiriendo a Goku. Si no a ti.
¿Dónde quedas tú en todo esto?
—¿Yo, por qué te preocupa eso? Esto es una farsa ¿Recuerdas? Yo solo soy una marioneta que decidió participar en este absurdo proyecto a cambio de dinero. Entonces, siendo más claro contigo, yo desaparecería de ese lugar así como aparecí.
Hubo algo en esas últimas declaraciones que no le agradó a la madre de Gohan.
—Si te vas no habrá quien me cuide las espaldas una vez que cometa el delito.
—No necesitas que nadie te cuide las espaldas. Por si no te has dado cuenta tienes el cerebro maquiavélico de alguien malvado. Así que sabrás salir sola del problema.
—Esa es solo tu opinión. No me hagas perder los nervios.
—Con mi opinión basta y sobra. No necesitas a nadie que limpie la escena del crimen por ti cuando puedes limpiarla sola o bien convencer al mundo entero de que solo eres la pareja dolída y asustada del farsante más grande de este planeta.
Te creerán, no tengas duda de eso.
—No sé si podré soportar lo que conlleva ser pareja de un hombre tan repugnante como ese.
Raditz colocó un dedo índice sobre sus labios, pensando.
—Ese es un asunto diferente pero no significa que no puedas tolerarlo.
Si en realidad deseas conseguir el objetivo de que Vídel deje de ser una piedra de tropiezo en la vida de tu hijo, entonces tendrás que recordar por qué haces lo que haces y eso te ayudará a cumplir con la parte desagradable de este plan.
Ella suspiró, enojada.
—Aunque tenemos claro —, siguió hablando el varón —, que Míster Satán no es ni de cerca tu tipo de hombre.
Dicho esto Milk observó como Raditz se levantó del sofá individual que ocupaba y se acercó a ella , posicionandose a su frente.
Milk parpadeó varias veces sin temor ni incomodidad pero si desconcertada por el repentino acercamiento de su cuñado.
—El tipo de hombre que a ti te gusta — siguió hablando el villano acercando su entrepierna a la mujer. — solo puede ser descrito utilizando a dos personas, —El rostro severo de Raditz ahora adquiría un aire excitado y anhelante de algo. — una es mi hermano y la otra soy yo.
Estos comentarios provocaron que Milk cerrara los ojos al instante sintiendo como su corazón golpeaba con fuerza en su pecho.
Deseaba dejarse arrastrar por la influencia de esas palabras y no tenía forma de negar la veracidad de lo dicho por su cuñado. Porque todo en ella gritaba que tenía razón.
De pronto Milk había empezado a salivar, y abrió los ojos con lentitud para contemplar la fornida figura de Raditz frente a ella.
No se dio cuenta del momento en que empezó a jadear. Pero sí percibió la sonrisa triunfal de él.
—Querias venir a este sitio con una doble intención. — Lo escuchó decir. — Sé que el sexo con mi hermano no se acerca si quiera a lo que tienes conmigo.
Te mueres porque esté dentro de ti.
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SIMPLEMENTE TE ODIO
FanfictionSIMPLEMENTE TE ODIO. El amor es una de las emociones más bellas que el ser humano puede experimentar cuando se tiene la fortuna de ser correspondido. Pero ¿Qué sucede cuando no? ¿Qué sucede cuando la persona a la que amas, no siente lo mismo por ti...